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Después de registrar unos resultados espectaculares durante tres años consecutivos, las compañías europeas de energías renovables han vuelto a caer en 2021. Pero el futuro continúa siendo prometedor para la energía verde, ya que la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono comienza a acelerar.

A corto plazo, la preocupación de los inversores ante la subida de los rendimientos de los bonos y la inflación ha impulsado a la baja al sector de los suministros públicos. Además, la fuerte entrada de liquidez en inversiones respetuosas con el medioambiente que se ha registrado en los últimos años ha hecho temer la aparición de una burbuja verde. No obstante, en opinión del experto, los fundamentales de las mayores compañías europeas de energías limpias siguen siendo sólidos.

Las energías limpias se benefician de tres importantes factores a largo plazo: la caída de los costes de las energías renovables, las nuevas políticas en materia de energía y las medidas de estímulo económico. Bobby Chada los llama el «Triplete Verde». Por otro lado, las compañías dominantes, la mayoría de las cuales están en Europa, cuentan con muchas ventajas: un largo recorrido de oportunidades de crecimiento, un sólida gama de productos y buenos equipos de desarrollo, importantes ventajas de escala, balances sólidos que les permiten financiar sus inversiones y una integración vertical que a muchas de las nuevas compañías les cuesta replicar. Aunque para muchos inversores estas compañías presentan características similares a la renta fija, vemos potencial de crecimiento a largo plazo durante muchos años.

Caída de los costes de las energías renovables

La principal razón que me lleva a pensar que las compañías de energías limpias van a registrar buenos resultados es que la tecnología renovable sigue siendo más barata.

Las energías renovables son ya económicamente competitivas. Además, el coste de producir un megavatio de generación de energía limpia, ya se trate de energía eólica terrestre, eólica marítima o solar fotovoltaica, está cayendo y podría continuar haciéndolo.

Es probable que el coste medio de producción caiga cada año entre el 10% y el 15%. Lo mismo ocurre con el coste del almacenamiento de baterías o del hidrógeno verde. Aún no hemos asistido a una ralentización significativa del ritmo de reducción de costes.

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1. Fuente: Programa medioambiental de las Naciones Unidas; Agencia Internacional de Energías Renovables

Lo más probable es que los costes continúen bajando a medida que se va desarrollando nueva tecnología y se van ampliando las compañías de energías renovables. Pensemos, por ejemplo, en la energía eólica marítima. La maquinaria es cada vez mayor. Las tecnologías de construcción e instalación de turbinas cambian con rapidez y la cadena de suministro evoluciona.

La compañía danesa Orsted se ha erigido como compañía líder de este mercado gracias al desarrollo de sus propias competencias de ingeniería, operaciones y mantenimiento. Y aún hay margen para continuar industrializando de forma sustancial el proceso de fabricación. Se prevé que los costes sigan bajando a buen ritmo.

Los llamados «efectos de aprendizaje» desempeñan un papel importante en este sentido. Se trata de un sector aún inmaduro, y las compañías continúan aprendiendo a operar de forma más eficiente.

También conviene estar atentos a la evolución del hidrógeno verde, considerado por muchos expertos la clave para descarbonizar industrias como la siderúrgica y la naval. Sigue siendo caro producir hidrógeno gaseoso sin utilizar combustibles fósiles, pero parece tratarse de la próxima gran tecnología de transición energética.

Si analizamos las mejoras que se están produciendo en el coste de la tecnología utilizada para crear hidrógeno verde, y vemos hacia dónde se dirige el coste de las energías limpias, podemos anticipar una reducción de costes realmente significativa. Dichos costes podrían caer en torno al 75% en los próximos cinco a diez años, algo muy similar a lo que ocurrió con la energía solar y la energía eólica terrestre en los últimos diez años.

Existe el riesgo de que las grandes petroleras entren en el sector de las energías limpias y amenacen el dominio de las grandes compañías actuales de energías renovables, entre las que se encuentran EDP, Enel, Engie, Iberdrola y Orsted. Sin embargo, creo que el mercado está creciendo lo suficientemente rápido como para que haya sitio para todas ellas.

Y aunque algunas compañías petroleras como BP y Shell han comenzado a introducirse en el sector de las energías renovables en el marco de un proceso destinado a alcanzar un nivel de cero emisiones netas, será difícil igualar las competencias, la escala y los proyectos de las grandes compañías de energías renovables.

La inversión en energía verde ha estado sometida a numerosas percepciones erróneas basadas en la visión tradicional de los sectores de la energía y los suministros públicos. A continuación, ofrezco mi opinión sobre dichas percepciones y sobre la manera de abordar la inversión en estas compañías de forma más apropiada.

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Nuevas políticas en materia de energía

El segundo elemento del «Triplete Verde» lo encontramos en las nuevas políticas que están elaborando los distintos países para frenar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Desde que en el año 2015 entró en vigor el Acuerdo de París de las Naciones Unidas se ha avanzado poco en materia de descarbonización de la economía mundial. Sin embargo, en los últimos meses comienza a parecer que el mundo se está poniendo en marcha.

Estados Unidos y China, que durante años han ido rezagados en lo que se refiere al clima, han asumido importantes compromisos destinados a reducir sus emisiones y a adoptar energías limpias. Aún está por ver cómo van a cumplir dichos compromisos, pero la dirección está clara.

En agosto, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático publicó un documento histórico en el que advertía de que el calentamiento global alcanzaría los 1,5 grados centígrados en 2040, aun en el caso de que el mundo actuara rápidamente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El Secretario General de las Naciones Unidas calificó este informe de «código rojo para la humanidad». Las conclusiones del informe se discutirán en la próxima cumbre sobre el clima de las Naciones Unidas, conocida como COP26, que se celebrará en Glasgow el próximo mes de noviembre y en la que se prevé que los gobiernos anuncien planes más ambiciosos para impulsar la energía limpia.

Incluso la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que históricamente ha subestimado de forma notable el crecimiento de las energías renovables, parece ahora darse cuenta de todo lo que se necesita para evitar el desastre climático. La organización ha publicado recientemente un informe en el que pone de manifiesto la necesidad de triplicar la inversión en renovables de aquí a 2030.

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2. Fuente: Agencia Internacional de la Energía, Net zero by 2050 (mayo 2021) Los totales podrían no coincidir con los desgloses debido al redondeo. 

La Unión Europea, que ya es líder mundial en energías limpias con una penetración de las energías renovables de aproximadamente el 20%, está ya preparada para registrar un gran crecimiento. La UE tiene previsto que la mitad de su energía proceda de fuentes renovables para 2030, y se prevé que su esperado «Pacto Verde» va a impulsar aún más este objetivo, ya que el bloque pretende reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a cero emisiones netas para 2050.

El «Pacto Verde» de la UE exigirá una enorme cantidad de inversión (hasta 7 billones de euros para 2050), que procederá de una combinación de inversión privada, subvenciones públicas y préstamos subvencionados.

Se prevé que casi la mitad de la inversión se destine a energías renovables, redes de electricidad, almacenamiento de baterías y actividades similares, áreas que, previsiblemente, serán objeto de fuertes inversiones por parte de las compañías de suministros públicos. Para estas compañías, esta inversión conlleva crecimiento, lo que incrementa el atractivo del sector en términos históricos.

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Medidas de estímulo económico tras la pandemia

Los gobiernos de todo el mundo están impulsando las energías limpias en el marco de sus programas para estimular sus economías tras la pandemia. En muchos países, especialmente en Europa, gran parte de la financiación destinada a las ayudas contra la pandemia viene condicionada a un uso que permita reducir el uso de carbono.

La Comisión Europea tiene previsto ampliar la financiación del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para aumentar el apoyo a los proyectos de energías renovables que están a punto de completarse desde el punto de vista financiero. La entidad también se ha comprometido a dejar de proporcionar dinero para financiar proyectos de combustibles fósiles, incluido el gas natural.

En mi opinión, las compañías europeas de suministros públicos que ya tienen una gran presencia en el ámbito de las energías renovables van a continuar expandiéndose. Compañías como Enel, Endesa, Iberdrola, EDP, Orsted y Engie cuentan con los mayores equipos de desarrollo de energías limpias, la capacidad de aumentar el tamaño de sus proyectos en construcción y las más profundas reservas de nuevos proyectos de desarrollo.

Y también hay potencial más allá de Europa. 

La AIE prevé que las inversiones en energías limpias (en renovables, redes y otras áreas) podrían alcanzar los 5 billones de dólares anuales en 2030, frente a los 2 billones actuales. La AIE y el Fondo Monetario Internacional calculan que esta inversión podría añadir casi 0,5 puntos porcentuales al año al crecimiento anual del producto interior bruto mundial. La AIE también señala que todo ello podría crear en torno a 10 millones de empleos netos por década, además de empleos adicionales en el sector de la construcción.

El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) ha identificado las infraestructuras verdes como uno de los principales temas para la recuperación de Asia tras la pandemia.

En Estados Unidos, el presidente Joe Biden ha adoptado un ambicioso y detallado plan energético. Está muy lejos del llamado plan Green New Deal (Nuevo Pacto Verde) propuesto por el ala progresista del Partido Demócrata, pero representa un cambio radical respecto a las políticas promulgadas por el expresidente Donald Trump. En agosto, Biden firmó una orden ejecutiva destinada a impulsar las ventas de vehículos eléctricos, y prometió apoyar una legislación destinada a impulsar una importante inversión gubernamental en su intento de cumplir su compromiso de transición de Estados Unidos hacia un nivel cero de emisiones netas para 2050.

Conclusión

A fin de cuentas, incluso si no hubiera financiación gubernamental, veo difícil que la revolución de las energías limpias se frene. El «punto óptimo» de las energías renovables se centra en la economía, impulsado por la reducción de costes, que va a continuar. Este sector no necesita subvenciones, ni siquiera con unos precios bajos de la energía.

La tendencia de descarbonización de la economía mundial es lo suficientemente sólida y permanente como para impulsar cambios históricos, lo que significa que ha llegado el momento de dejar de pensar que las compañías de suministros públicos son inversiones anquilosadas y aburridas que no generan un crecimiento superior al 10%. Estas compañías ya no son como las inversiones en renta fija de crecimiento cero y, en mi opinión, están preparadas para ofrecer sólidos resultados de inversión.