inflacion tras el covid19

Esperamos que la inflación se mantenga en terreno negativo hasta el último trimestre del año. A lo largo de mayo, a medida que avanzaba la desescalada, muchos establecimientos comerciales han ido reabriendo paulatinamente, aunque con restricciones de aforo, por lo que la recogida de precios se ha realizado de nuevo íntegramente por medios telemáticos; además, parte de la cesta de productos del IPC continúa sin estar disponible para su adquisición. En consecuencia, el INE ha continuado analizando las dos agregaciones especiales, que muestran la evolución de los bienes y servicios más adquiridos por los hogares: bienes Covid-19, que incluyen productos de alimentación, bebidas, productos farmacéuticos, etc., y servicios Covid-19, que incluyen, entre otros, servicios de alquiler de vivienda, distribución de agua, electricidad, gas, gasóleo para calefacción o servicios de telefonía.

En tasa mensual, tanto los precios del grupo bienes Covid-19 como los de servicios Covid-19 se mantienen estables respecto a abril

Entre los bienes Covid-19 contrasta la evolución de frutas, cuyos precios suben un 6,8%, con la de legumbres y hortalizas, por un lado, y pescado y marisco, por otro, cuyos precios se reducen un 3,6% y un 2,3%, respectivamente. Por lo que respecta a los servicios Covid-19, frente al aumento del 1,1% de los precios de la electricidad, los del gasóleo para calefacción caen con fuerza (-7,5%). En términos interanuales, el grupo que más contribuye a la caída de la tasa de inflación en mayo (dos décimas hasta el -0,9%) es, de nuevo, el de productos energéticos, cuya tasa vuelve a marcar un mínimo histórico (-17,7% vs -17,1% anterior). Ello es consecuencia del abaratamiento de los carburantes y combustibles, lo que repercutió, a su vez, en los precios del transporte (-8% vs -6,8% en abril), que explica, por sí sólo, 0,19 puntos de caída de la inflación general. En cambio, los precios de la electricidad subieron, en contraste con la bajada de hace un año, de modo que los precios asociados a la vivienda caen un 6% en el último año, menos que el mes anterior (-6,6%).

Por primera vez en ocho meses, el grupo de alimentación tuvo una repercusión negativa en la tasa general de inflación. Su tasa se reduce cuatro décimas hasta el 3,1%, arrastrada por los alimentos frescos, cuya tasa se sitúa en el 5,4%, 1,5 puntos menos que en abril, gracias, sobre todo, al abaratamiento de pescados, legumbres, hortalizas y carnes. Por el contrario, la tasa de los alimentos elaborados prolonga la senda ascendente de los últimos meses y repunta una décima hasta el 2%, la más alta desde 2013, como consecuencia, sobre todo, de la evolución de productos lácteos, aceites y grasas.

La inflación de los bienes industriales no energéticos se reduce dos décimas hasta el 0,1%, la más baja en 15 meses. Como ya sucedió en abril, contrasta el comportamiento desinflacionista de publicaciones, vestido y calzado y electrodomésticos con la evolución contraria de los artículos de uso personal y para el hogar.

La tasa de inflación de los servicios se mantiene en el 1,3%, que es la más baja del último año. A la contención de la tasa del transporte antes comentada se añade la de los precios de servicios para el hogar, comunicaciones y esparcimiento, mientras que los precios relacionados con turismo y hostelería tuvieron el comportamiento opuesto.

Por lo que respecta a la inflación subyacente, se mantiene, por tercer mes consecutivo, en el 1,1%.

Por último, la inflación armonizada (IPCA) también se sitúa en el -0,9%, dos décimas menos que en marzo. Dado que la inflación media de nuestros socios de la UEM se modera con la misma intensidad, el diferencial se estabiliza en un punto negativo.

Bankia Estudios