¿Cuales son las perspectivas de desarrollo del vehículo eléctrico que tienen en Naturgy, tanto para España como el resto de Europa?

En Europa las perspectivas son muy claras: la UE apuesta legalmente por el vehículo eléctrico y está apoyándolo con fuertes estímulos, especialmente hacia los fabricantes, a los que les ha planteado la posibilidad de graves sanciones si las emisiones medias del parque que vendan a partir de 2021 superan determinado límite de emisiones. Esto les induce a tener que incrementar su gama de vehículos eléctricos. En este sentido, se está viendo claramente como los fabricantes en sus versiones para el mercado europeo están intensificando sus inversiones y su desarrollo en vehículos eléctricos y ya cuentan con una amplia gama de vehículos que además prometen incrementar en todos sus segmentos en los próximos años. Pero es que además a nivel de perspectiva social la creciente presión que existe para mejorar las condiciones de calidad del aire en los entornos fundamentalmente urbanos, también hace que toda la legislación medioambiental induzca o favorezca el desarrollo del vehículo eléctrico. Por tanto, en Europa, y especialmente en entornos urbanos y dirigido fundamentalmente al vehículo pequeño y mediano, es donde veo el nicho fundamental de desarrollo del coche eléctrico en los próximos años.

Y en España, en concreto, la apuesta de la administración es muy clara. Recientemente se ha publicado el borrador inicial del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima y el Gobierno español ya apunta a través de este plan una cifra de 4 ó 5 millones de vehículos eléctricos en 2030. Y acompañando a esta ambición de la administración, también las compañías privadas, fundamentalmente las del sector energético, están incrementando su apuesta por todos los desarrollos que acompañan al vehículo eléctrico.

¿Qué papel juega el vehículo eléctrica en la llamada transición energética que se tiene que producir en los próximos años? 

Un papel muy importante. Mucho más allá de los que es electrificar el transporte para aprovechar el beneficio de tener mucha más energía renovable, y por lo tanto tener un transporte más limpia, que es una de las grandes virtudes del vehículo eléctrico, otra de ellas es que éste puede integrase perfectamente en el nuevo ecosistema energético-eléctrico. En este sentido, utilizando su batería como un elemento de gestión energética en el hogar podemos encontrar vehículos que durante una parte de nuestra jornada hagan una labor de transporte y en otros momentos del día puedan servir de batería de respaldo de almacenamiento en nuestra casa. Hay escenarios muy ambiciosos y a largo plazo esta funcionalidad podría tener un impacto relevante en la curva de demanda.

Desde Naturgy, ¿cuales creen que son las claves de desarrollo del vehículo eléctrico a nivel de infraestructuras, baterías, estímulos fiscales o bonificaciones al consumidor final?

Una de las claves es el coste y la gama de vehículos. Pero realmente hay cuatro claves para el desarrollo, y quizás la principal sea la infraestructura de recarga. La infraestructura de recarga y su desarrollo es fundamental para incentivar que se genere una demanda que hoy está un tanto retraída por el hecho de no contar con esta infraestructura básica de recarga. El segundo punto sería la autonomía: cuanto más mejoren las prestaciones en coste y autonomía de las baterías, más potencialidad de uso tendrá el coche eléctrico y más rápida podrá ser su expansión. Por supuesto, disponer de una gama amplia de vehículos y a un menor coste también es fundamental. Y para que los tres primeros elementos puedan desarrollarse es fundamental que exista un política de estímulos que tienen que ser para el usuario final pero también para desarrollar esas baterías con más autonomías y también para desarrollar esas infraestructuras de recarga. De cómo se establezcan esas políticas de ayudas tendrá mucho que ver la velocidad con la que se desarrollen los otros tres elementos claves.

 

¿Qué pueden aportar las empresas que desarrollan esas infraestructuras clave? 

España ha apostado por un modelo de subastas en el que determinará un serie de puntos de recarga que hay que colocar en vía pública y dejará que la iniciativa privada realice o desarrolle estas infraestructuras, dejando a los gestores de infraestructuras (típicamente los distribuidores de electricidad) con un rol de gestores de último recurso de la recarga eléctrica para cubrir aquellos lugares donde la iniciativa privada liberalizada no haya llegado.

Creo que llegados a este punto en el que hay una ambición tan grande por desarrollar el vehículo eléctrico en España, es necesario darle un rol más activo al distribuidor, porque son compañías que tienen capacidad de inversión y que además conocen muy bien las infraestructuras energéticas, por lo que pueden hacer un trabajo rápido en cuanto al desarrollo de infraestructuras de recarga. Y es especialmente importante porque ese rol más activo permitiría que los distribuidores seamos agentes dinamizadores del mercado, para romper el círculo viciado que se ha formado entre demanda y recarga, porque no se genera demanda porque no hay infraestructuras de recarga, y la iniciativa privada no desarrolla en la práctica infraestructuras de recarga porque no hay suficiente demanda que las haga rentables. Por ello, es fundamental, generar una infraestructura de recarga básica pública que actúe como catalizador y active la demanda.

Por otra parte, hay una labor fundamental que como gestores de infraestructuras debemos hacer en coordinación con las administraciones públicas, sobre todo ayuntamientos, para que estas infraestructuras de recarga se ubiquen en los mejores lugares, que son los que unen necesidad (demanda), viabilidad urbanística y capacidad de potencia en la red disponible en esos lugares.

Y por último diría que el otro papel importante que pueden jugar las compañías que gestionan infraestructuras eléctricas sería el de la gestión de todas estas infraestructuras de recarga.

En clave nacional, ¿cuáles son las prioridades para avanzar en el desarrollo del coche eléctrico?

La prioridad absoluta es la infraestructuras de recarga. En la actualidad en España tenemos unos 43.000 puntos de recarga, de los que 5.000 son públicos, es una cifra bajísima si la comparamos con los países de nuestro entorno y, al mismo tiempo, tenemos unos objetivos muy ambiciosos, ya que estamos hablando de llegar a los 4 ó 5 millones de vehículos eléctricos en 2030, con lo cual ahora vamos muy retrasados con respecto a otros países y si queremos alcanzar los objetivos que nos hemos dado es necesario generar infraestructura de recarga que active la demanda o que de alguna manera la ausencia de infraestructura de recarga no desincentive a aquel que se quiera comprar un coche eléctrico.