Desde el comienzo de los tiempos, se pensaba que estas maravillas no podían ser sino obras divinas. Pero hace 200 años, el 12 de febrero de 1809, nació un hombre que cuestionaría esa tesis. Charles Robert Darwin, con su obra “El Origen de las Especies”, supuso un punto de vista radicalmente distinto sobre los seres vivos en general y, particularmente, sobre el origen de la humanidad.

Ahora sabemos que la primera extinción masiva del planeta se debió a la aparición de un nuevo gas, el oxígeno, hace más de 1.000 millones de años. También que el impacto de un meteoro gigantesco en la península de Yucatán fue la causa de la desaparición de los dinosaurios, brindando así una oportunidad a los pequeños y adaptables mamíferos.

Las condiciones de vida en el entorno de la gestión de activos están en pleno proceso de cambio y podrían tomar seguramente algunas lecciones de la naturaleza. Los productos de inversión y la forma de gestión y comercialización que disfrutamos son una herencia de todo lo que ha sucedido con anterioridad. La influencia más cercana, la burbuja puntocom, creó las condiciones para que los inversores se lanzaran en brazos del riesgo con total despreocupación, con la consecuente respuesta de productos de inversión adecuados a ese deseo. La industria de hedge funds, con sus extraordinarias técnicas de cobertura que protegen la inversión en cualquier situación de mercado, y la banca privada, con su confidencialidad y discreción, dispararon sus cifras de activos gestionados.

Pero las convulsiones vividas en los mercados el último año tuvieron como consecuencia el reembolso de 150.000 millones de dólares de la industria de hedge funds, sólo durante diciembre de 2008. Una industria que se vio reducida casi a la mitad (1 billón de dólares) a lo largo del año, de acuerdo con TrimTabs Investment Research y Barclay Hedge.

Una encuesta de la revista Euromoney revela que los activos gestionados por la banca privada crecieron 3.340 billones de dólares en 2007 hasta alcanzar la cifra de 7.600 billones de dólares, un 120 por ciento en el año en que comenzó la crisis subprime. Los resultados de la misma encuesta para 2008 muestran cómo la pérdida de patrimonio de unos ha sido la ganancia de otros. Mientras UBS se mantiene en primera posición, Citi pierde su segundo puesto, con reembolsos por valor de 17.000 millones de dólares, sólo en el tercer trimestre de 2008. Sin embargo, BNP Paribas, uno de los pocos bancos globales que declaró beneficios durante el año, pasa de la novena a la sexta posición del ranking con captaciones patrimoniales por valor de 10.000 millones de dólares.

Todos conocemos el impacto que los meteoros Lehman y Madoff han causado en la banca privada española, ese círculo privilegiado al que todo inversor deseaba pertenecer. Un deseo que las entidades financieras trataron de satisfacer creando la banca personal, una banca privada para patrimonios no tan elevados.

Pero cuando la exclusividad conlleva tan altos niveles de riesgo, el deseo de pertenencia deja paso al pragmatismo, demandando mayor transparencia y mayor seguridad en la conservación de la inversión. Una necesidad que los fondos de inversión pueden satisfacer con la publicación diaria de sus valoraciones y con la diversificación que sirve como limitador de riesgo.

Aún así las turbulencias han afectado notablemente a la industria de fondos. Su patrimonio descendió casi un 30 por ciento en 2008 y sólo 154 fondos se crearon o renovaron su garantía en el año, un 36 por ciento menos que en 2007, según VDOS. Una señal clara de que la industria debe reinventarse.

Los primeros indicios los vimos ya con el intento de venta del grupo Santander el pasado año y con la fusión de Interdin con BPA y Gaesco con GVC. El recorte de comisiones, en un entorno de rentabilidades mínimas, es otra señal de adaptación, junto con la nueva categorización aprobada recientemente por la CNMV y la creación de la figura EAFI (Empresas de Asesoramiento Financiero), que comienzan a configurar una imagen de mayor transparencia, independencia, claridad y competitividad, en la que la defensa de los intereses del inversor se hace prioritaria.

Ya en 2005, la IIFA (Institutional Investment Funds Association) adoptó los siguientes cuatro principios que aún tienen validez:

1. Los fondos de inversión deben operar en todo momento al servicio de sus inversores
2. Los fondos de inversión deben proporcionar la información necesaria para tomar decisiones de inversion informadas
3. El proceso por el que los fondos de inversión se comercializan a través de intermediarios debe ser transparente y tener como objetivo proporcionar un asesoramiento adecuado al inversor
4. Los fondos de inversión deberían ser capaces de competir al mismo nivel con otros productos de ahorro-inversión

Según VDOS, a finales de enero de 2009 el 57 por ciento del patrimonio total gestionado por las gestoras españolas quedaba en manos de los cinco primeros grupos financieros, mientras que los quince grupos siguientes sobrepasan el 27 por ciento del patrimonio gestionado. Más de un 75 por ciento concentrado en las 20 entidades mayores, una distribución un tanto desigual para las casi cien gestoras restantes.

Como los pequeños mamíferos, ágiles y versátiles, que sustituyeron a los dinosaurios, los grandes grupos, con sus estructuras de redes comerciales deberán adaptarse y primar la profesionalidad. Ya no deberán convencer solamente al inversor particular, cliente tradicional de su oficina bancaria. Deberán disponer de los servicios y herramientas necesarios para presentar una oferta competitiva que el EAFI considere adaptada a las necesidades de sus clientes, con productos seguros, de bajo coste, capaces de ofrecer la seguridad y rendimiento que el inversor demanda.

Paula Mercado
Directora de Análisis
VDOS Stochastics