En sus más de 300 años de historia, los mercados asiáticos han avanzado casi a “trompicones”, lo que refleja el proceso de crecimiento en el que todavía están inmersas las economías de la zona. En la actualidad, las bolsas asiáticas intentan responder ante la necesidad de una mayor liquidez; por ejemplo, en la India más de 6.000 empresas cotizan en sus mercados de valores, que son los segundos después de la bolsa de Nueva York por volumen, pero la mayoría de ellas son empresas familiares sin liquidez. Además, el valor más grande en Asia, Petrochina, tiene una capitalización bursátil de 270 billones de dólares y un capital flotante de apenas un 13%. Una compañía como Exxon tiene una capitalización bursátil de 316 billones de dólares, y un capital flotante del 99%.
Nuestro análisis muestra que sólo el 44,5% de los valores de los mercados emergentes, y el 46,3% de los de la Asia, tienen un capital flotante superior a 5 billones de dólares. Sin embargo, los índices MSCI, EAFE y MSCI Mundial registran un capital flotante del 75,1% y del 76,3%, respectivamente. Las acciones de países asiáticos sólo alcanzan, en términos de capital flotante y como media, el 33% de la liquidez de los valores que cotizan en el índice EAFE. Es evidente que una liquidez limitada implica una mayor prima de riesgo.


Los inversores institucionales extranjeros, con un sesgo local y una mayor aversión al riesgo, han variado de forma significativa su participación en determinadas empresas de la zona. Es el caso de la coreana Samsung Electronics, donde el porcentaje de capital foráneo ha oscilado entre el 60%, durante sus mejores años, y menos del 40%, en la actualidad. Estos importantes cambios habidos en las participaciones empresariales durante un periodo corto de tiempo genera aumentos en la volatilidad, lo que por otra parte contribuye a reducir el entusiasmo por la renta variable como inversión a largo plazo. 


En el aspecto regulatorio, las normas más laxas que caracterizan a los mercados emergentes permiten a las empresas un mayor margen para hacer interpretaciones más subjetivas. Algunos de estos mercados, incluidos los asiáticos, han adoptado las mejores prácticas de las bolsas de los países desarrollados; sin embargo, la falta de suficiente legislación todavía permite que algunos operadores menos escrupulosos esquiven las reglas.
Asignar activos a Asia y a otros mercados emergentes se ha convertido en un elemento clave dentro las estrategias globales de inversión. El desarrollo de un mercado local, con fondos de pensiones, compañías de seguros y fondos de inversión, así como el aumento de las inversiones en empresas procedentes de dinero doméstico, ayudará a Asia a cerrar la brecha con los mercados desarrollados en términos de liquidez y amplitud de oportunidades. A todo ello se le deben unir mejoras en la aplicación del marco regulatorio y en las normas contables.


Ray Prasad
Gestor Senior
Batterymarch Financial Management, Inc.