Todo gracias a que en el mundo hay cada vez más millonarios y que en ese segmento no hay crisis. Lo que hay es ganas de glamour y distinción y eso es lo que intenta dar la compañía francesa.
Bajo ese paraguas se aglutinan más de 60 compañías que van desde nombres como Dom Perignon, Louis Vuitton, Givenchy, Marc Jacobs o Kenzo. La entidad tiene, además, intereses en los medios de comunicación, en la fabricación de yates, en enseñas como Sephora. Podría decirse que es el mejor imperio del lujo del globo.
Las sesenta marcas habrán generado en 2014 unas ventas de más de 31.000 millones de euros. Así, en frío, la cifra no dice mucho, pero para hacerse una idea de lo relajada que ha sido para LVMH la travesía por la crisis sólo basta con decir que en 2007, cuando ya se atisbaban los problemas de las subprime, las ventas eran casi la mitad, unos 16.500 millones de euros.
Lo que ocurre es que por la ventana de los ricos y por la puerta del lujo no pasan las penas, o pasan envueltas en brillantes. Por eso en muchas ocasiones este sector pueda ser visto, incluso, como defensivo.
Hace sólo unos meses, la consultora Millward Brown publicaba su estudio de marcas BrandZ. Entre los muchos datos que podían extraerse del mismo había uno muy concluyente: el valor de las 10 principales marcas de lujo del mundo había subido más de un 15% el año pasado hasta 111.000 millones de dólares. Eso gracias, sobre todo a LVMH Moet Hennessy Louis Vuitton.
Afirmaban los autores de este estudio que el valor de todas sus marcas había subido un 14% el pasado ejercicio y se reinstauraba como la enseña de lujo más grande y más rentable del mundo. ¡Por noveno año consecutivo! Hermes y Gucci se situaban como la segunda y la tercera marca de la lista.
Hasta el tercer trimestre del año, la firma había conseguido aumentar en un 4% sus ventas gracias sobre todo al tirón de Estados Unidos y Asia. También a que Europa, a pesar de su crisis, ha logrado mantener el tipo. Su propio presidente, Arnault, decía en su última carta a los inversores que el futuro del lujo era brillante; tanto, o más, que una joya de Bulgari, quizá.
Todo porque en el mundo cada vez hay más pudientes. De entre todos, el principal mercado de Louis Vuitton es Estados Unidos, seguido de Japón. Sin embargo hay que tener en cuenta que en algunos mercados emergentes como Brasil, Rusia o India, aumenta cada vez más la demanda de este tipo de productos.
Según un estudio de Hurun Research Institute, el país del globo con más millonarios es Estados Unidos, con algo más de 11,5 millones. China, por ejemplo, sólo tiene contabilizados un millón de millonarios. Además, según este estudio, los estadounidenses son los que más dinero gastan en marcas de lujo. El mercado americano el año pasado rozaba los 63.000 millones de dólares, más de tres veces superior al segundo mayor, el japonés.
De hecho, la internacionalización de sus ingresos es a la vez una de las mayores ventajas y uno de sus principales inconvenientes. En el primer trimestre de este año, los directivos de Louis Vuitton decían que la caída del euro estaba pasando factura a sus cuentas; el llamado efecto divisa quitaba brillo a sus resultados. Algo, que sin embargo habían logrado contener en cierta medida con el paso de los meses.
Sin embargo, la caída de las divisas no sólo afecta en Europa. Contaban los directivos de LHMV que las ventas de Sephora habían caído en algunas capitales europeas porque los turistas japoneses cada vez gastan menos cuando salen de su país, sobre todo tras el fuerte descenso del yen.
LHMV cotiza a un PER de 18 veces, algo por encima de la media del sector. Con todo, un 63% de los analistas que siguen el valor siguen aconsejando la compra de sus títulos, el 34% apuesta por mantener y sólo un 3% se decanta por las ventas.
Sin embargo si se observa el potencial de subida que le queda al valor con respecto su precio objetivo a 12 meses el aspecto no es tan deslumbrante. El precio al que valoran los expertos a la compañía es de 150 dólares.
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