Los efectos del estallido de la burbuja inmobiliaria no se hicieron notar solo sobre la intermediación bancaria, provocando mayores dificultades para la concesión de crédito. Sino que, además, fagocitó la evolución de un mercado por aquel entonces floreciente como era el de las titulizaciones.

Estos activos permiten diversificar las fuentes de financiación de las compañías y suponer un complemento a la financiación bancaria, además de proveer de liquidez. Sin embargo, las cifras de nuevas emisiones de bonos de titulización se encuentran muy alejadas de las registradas en el pico de la burbuja inmobiliaria.

Así, mientras que el volumen de bonos de titulización emitidos en 2009 se situaban en el nivel de los 81.650 millones de euros, cerraron 2015 en los 28.370 millones de euros, lo que supone una caída del 65%. Sin embargo, el mercado de este tipo de productos parece haberse estabilizado, al haber tocado fondo en 2012, cuando el volumen total ascendió a los 23.800 millones de euros.

Fuente: CNMV?

Fuente: CNMV

Como dato esperanzador, cabe señalar el dato positivo registrado en el primer trimestre de este año, en el que las titulizaciones comercializadas ascendieron al nivel de los 17.386 millones de euros, cifra muy superior a los 3.000 millones registrados en 2015 y a los 1.860 millones de euros con los que cerró el ejercicio 2014.

Fuente: AFI

Entre los factores que podrían motivar la futura subida se encontrarían el crecimiento económico que experimentará la economía española (la Comisión Europea prevé que el PIB registrará un incremento del 2,6% en 2016), así como la potenciación de fuentes de financiación ajenas al canal bancario, como el MARF o el MAB.

Entre las compañías que más profusamente han recurrido a esta herramienta en los últimos meses se encuentran las Socimis, cuyo mayor exponente en España, Merlin Properties, ha llegado a hacerse con un hueco en el Ibex 35. De este modo, se crea un vehículo que gestiona una serie de activos, que pueden ser existentes o futuros derechos de cobro y que emite una serie de bonos respaldados por estos activos. En el caso de las SOCIMIS, los derechos de cobro sobre alquileres son comercializados en el mercado y, con la liquidez obtenida, se embarcan en proyectos de inversión de nuevos inmuebles.

Hace apenas una semana, la agencia de calificación Moody’s recomendaba a las entidades financieras recurrir a las titulizaciones sintéticas de los préstamos a pymes y, de este modo, reforzar sus niveles de capital. En este tipo de instrumentos, no se produce la cesión de créditos a terceros, ya que el crédito permanece en el balance de la entidad cedente, pero ésta cede el riesgo inherente al citado crédito a un tercero.

 

Intervención del BCE

 

Además, la inclusión de las titulizaciones dentro del plan de activos susceptibles de ser adquiridos por la autoridad monetaria en su programa de compra de activos, es otro de los factores que podrían impulsar el despegue de este tipo de instrumentos. Hasta el comienzo de las políticas monetarias no convencionales en la zona euro, la función cumplida por las titulizaciones era la de servir como colateral para las entidades financieras para poder participar en las operaciones de financiación del Banco Central Europeo. Las titulizaciones estaban sometidas a un descuento, a la hora de pedir financiación, que iba desde el 16% hasta el 32%, en función de la calificación recibida por parte de las agencias de calificación de riesgo.