En un panorama económico global en constante transformación, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza su previsión de crecimiento para la economía mundial en 2023. Esto refleja una perspectiva más optimista para el futuro, aunque el FMI advierte que aún existen desafíos por superar.
A corto plazo, se han observado señales prometedoras de progreso en la economía mundial. Sin embargo, Pierre Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, señala que la recuperación aún no está completa y que existen riesgos en el horizonte. La estabilidad financiera sigue siendo una prioridad para la institución, y se considera crucial lograr una desinflación sostenida.
Según las proyecciones del FMI, el PIB global crecerá un 3% tanto en 2023 como en 2024, una revisión al alza de dos décimas en comparación con las estimaciones anteriores. Aunque esta cifra representa una mejora, el FMI destaca que el crecimiento económico aún es débil si se evalúa desde una perspectiva histórica. Los aumentos de los tipos de interés de los bancos centrales para combatir la inflación continúan afectando la actividad económica.
En cuanto a las economías avanzadas, se espera una desaceleración significativa en 2023, con un crecimiento del 1,5%, en comparación con el 2,7% proyectado para 2022. Esta estimación muestra un aumento de dos décimas con respecto a las previsiones anteriores y se espera una expansión del 1,4% en 2024. Estados Unidos experimentará un crecimiento del 1,8% en 2023, con una ligera revisión al alza, y luego se desacelerará al 1% en 2024. Por otro lado, se prevé un crecimiento del 0,9% en la eurozona en 2023, con una aceleración al 1,5% en 2024, lo que supone una mejora de una décima en ambas estimaciones en comparación con los pronósticos anteriores.
En el caso del Reino Unido, se espera que su expansión económica se frene al 0,4% en 2023, pero se recuperará al 1% en el próximo año, con una revisión al alza de siete décimas para 2023. Japón, por su parte, verá un crecimiento del 1,4% este año, una décima más que las estimaciones previas, y del 1% en 2024.
Para las economías emergentes y en desarrollo, el FMI proyecta un crecimiento del 4% en 2023 y del 4,1% en 2024. Estas cifras representan una ligera revisión al alza de 0,1 puntos porcentuales para 2023 y una décima a la baja para 2024. Sin embargo, es importante destacar que hay profundas divergencias dentro de este grupo de economías. Entre las principales economías emergentes, China mantendrá un crecimiento del 5,2% en 2023 y del 4,5% en 2024, según las proyecciones del FMI. India, por su parte, crecerá a un ritmo del 6,1% este año, con una revisión al alza de dos décimas, y se espera una expansión del 6,3% en 2024. Rusia también ha experimentado una revisión al alza de ocho décimas en su pronóstico de crecimiento del PIB para este año, situándose en el 1,5%.
La lucha contra la inflación es otro tema importante abordado por el FMI. Según sus nuevas previsiones, se espera que la inflación general mundial disminuya gradualmente, pasando del 8,7% en 2022 al 6,8% en 2023 y al 5,2% en 2024. Aunque estos valores se encuentran en línea con las estimaciones anteriores, se espera que la inflación mundial se mantenga por encima del promedio del 3,5% de los años anteriores a la pandemia (2017-2019).
El FMI reconoce que la política de endurecimiento monetario de los bancos centrales ayudará a reducir la inflación. Sin embargo, destaca que la disminución de los precios internacionales de las materias primas también desempeñará un papel importante en el proceso de desinflación esperado para 2023. Las diferencias en el ritmo de desinflación entre los países se deben a su exposición a las fluctuaciones de precios y divisas, así como a su grado de sobrecalentamiento económico.
A nivel mundial, se espera que la inflación subyacente disminuya gradualmente de un promedio anual del 6,5% en 2022 al 6% en 2023 y al 4,7% en 2024. Sin embargo, el FMI señala que el 96% de las economías que establecen metas de inflación seguirán experimentando una inflación por encima de su objetivo en 2023, al igual que el 89% en 2024.
Ante este panorama, el FMI recomienda que los bancos centrales en países con una inflación subyacente alta y persistente deben demostrar su compromiso de reducir la inflación. Se sugiere seguir una orientación restrictiva, con tasas de interés reales superiores a las neutrales, hasta que se observe una disminución clara de la inflación subyacente.
El apoyo por parte de los gobiernos a los bancos centrales también es crucial en esta situación. El FMI reconoce la importancia de ajustar la política económica en función de los datos y evitar una distensión prematura antes de que las presiones inflacionarias se hayan moderado adecuadamente. Las políticas fiscales, como los recortes del gasto público y las subidas de impuestos, pueden contribuir a reducir aún más la inflación al moderar la demanda agregada y respaldar la credibilidad de las estrategias de desinflación.
En resumen, el FMI ha revisado al alza su previsión de crecimiento para la economía mundial en 2023, indicando una mejora en la perspectiva económica global. Sin embargo, aún persisten desafíos que deben superarse, especialmente en relación con la lucha contra la inflación. Es crucial que los bancos centrales y los gobiernos trabajen en conjunto para garantizar una desinflación sostenida y fomentar la estabilidad financiera a largo plazo.