La firma con sede en Reino Unido señala que las previsiones de crecimiento presentadas la pasada semana por las autoridades chinas, que prevén un aumento del Producto Interior Bruto de entre el 6,5% y el 7% en 2016 no están alejadas de la realidad, ya que, a su juicio, el bajo nivel de endeudamiento público permite que el Gobierno chino emprenda un plan de estímulo que garantice el crecimiento a largo plazo.

Los analistas de HSBC John Zhu y Qu Hongbin advierten de que la economía china está operando por debajo de su capacidad total tal y como lo demuestran indicadores como la baja inflación (que se sitúa en el 0,7% anual), el empeoramiento de la situación laboral y la reducción de la capacidad industrial.

Para devolver a la economía china a su senda de crecimiento potencial, los analistas de HSBC apuestan por la aplicación puesta en marcha de reformas estructurales unidas a políticas de estímulo que permitan impulsar la demanda y promover al inversión privada. Señalan que una recesión o un enfriamiento excesivo de la economía del gigante asiático podría suponer un lastre a largo plazo, por lo que instan a las autoridades chinas a intervener con una política monetaria más expansiva (reduciendo los tipos de interés que actualmente rondan el 0,5% y rebajando el porcentaje de reservas requeridas a los bancos, situada en el 3,5%).

Por la vía de la política fiscal, el bajo endeudamiento público (supone el 41,1% del Producto Interior Bruto) concede un cierto margen a las autoridades chinas para proponer nuevos planes de estímulo que permitan relanzar el consumo, ya que no prevén grandes cambios en la contribución de un sector exterior, que se encuentra estancado ante la ralentización de la economía global.

En ese sentido valoran positivamente la puesta en marcha del plan de cierre industrial promovido por la Administración china, consistente en el despido de 1,8 millones de trabajadores del carbon y el acero. Esta medida supondría una reforma estructural para atajar la sobrecapacidad del sector, pero también incluye un plan de estímulo a corto plazo mediante el desembolso de 100.000 millones de yuanes para indemnizar a los trabajadores y promover planes de formación con el objetivo de que logren reubicarse en otros sectores.

Añaden que todavía existe un cierto margen de mejora en la productividad, debido, fundamentalmente, al elevado número de personas dedicadas al sector primario, que pese a suponer el 28% del empleo, apenas alcanza el 9% del valor añadido del Producto Interior Bruto, lo que abre la vía a que una posible urbanización o industrialización puedan impulsar la productividad hacia niveles más altos.