Las responsabilidades judiciales, si las hubiera, se dirimirán en los tribunales en un largo proceso que, cuando finalice, ya nadie se acordara del mismo. Mientras tanto, sus consejeros y altos directivos estarán veraneando en cálidas playas a cuenta de los abultados finiquitos que una entidad ya quebrada les pagó utilizando la información privilegiada de que disponían antes de producirse la debacle; igualmente, también algunos políticos desearían borrar de las hemerotecas sus palabras sobre la entidad a pocos días de su intervención, engañados o engañando a los demás sobre la sólida entidad financiera que era la Cam y las expectativas de futuro que tenía, quizá por mantener sus privilegiadas y remuneradas posiciones, cuotas de poder , o quien sabe qué.

Mientras todo esto pasa, 54.200 ahorradores perderán sus ahorros invertidos en las cuotas participativas de la entidad. Sí, han leído bien, más de 54.000 ahorradores, familias y pensionistas sobre todo, que se fiaron de esos altos directivos que la esquilmaron con inversiones que ni antes ni ahora se comprenden, entre otras cosas.

También la faceta social de la obra de la Cam queda o quedará, por mucho que digan o se efectúen promesas anulada a todos los efectos, la cobertura que suponía en todos los aspectos finiquitada, los miles de puestos de trabajo perdidos, directos e indirectos, la actividad de trescientas oficinas cerradas anulada por duplicidades cercenadas y un sinfín de actos societarios más, que poco a poco se irán conociendo, como resultado de la nueva gestión privada que se impondrá, obedeciendo a los cánones que los nuevos propietarios desearan aplicar. Son el resultado de estas actuaciones que se han conocido cuando “inextremis”, el presidente de la nueva entidad en la que se ocultaría el fiasco de la Cam lanzó la voz de alarma sobre la verdadera situación de la entidad tratando de ajustar su cuota de poder a la realidad y que ésta debería de renegociarse, le llovieron chuzos de punta de la élite apesarada, pero los que conocían la verdadera situación callaron, y seguramente en sus adentros se dirían “lo hemos intentado pero nos han descubierto.”, porque nadie en su sano juicio se cree sus palabras sobre la correcta situación de la entidad reflejada en sus balances, la negligencia de la empresa auditora consentida, al igual que la del organismo supervisor del BdE , conociendo las circunstancias hace años, la situación seguramente no nos hubiera costado tanto.

Independientemente de todo ello, el coste que representará para todos los españoles la quiebra de la entidad . así como el dejar prácticamente sin liquidez al fondo de garantía de depósitos, dado que la inyección de más de 5.200 millones para reflotar la entida, proviene de este apartado , esto y otro son de una manera muy resumida las consecuencias de la gestión de sus directivos y miembros del consejo de administración.- Al mismo tiempo hay que poner énfasis también en la situación que queda el Fondo de Garantía de Depósitos en el caso de que hubiera otro fiasco como el de la Cam, sin liquidez para afrontarlo, hasta que no se pague por las entidades la cuota del 2011.

Hemos perdido una de nuestras señas económicas de identidad, al igual que hemos perdido Bancaja y el Banco de Valencia, y éste es uno de los pilares del desarrollo bien entendido
¿Qué le ocurre a nuestra élite dirigente corta de miras, demasiados localismos, primacía del interés personal…? una profunda reflexión se impone a toda prisa, nuevos valores han de instaurarse, las declaraciones políticamente correctas entiendo que son nefastas, a todos no se puede contentar, hay que explicar y decir las verdades y sobre todo saber gestionar.

En el estado de derecho actual no se han podido realizar actuaciones suficientemente ejemplarizantes sobre actos ilícitos de gestión empresarial, la falta de integridad de algunos de los integrantes de los consejos de administración que les llevaba a auto concederse préstamos cuantiosos en condiciones muy satisfactorias no son punibles por que cumplen con la normativa establecida, que les beneficia en gran medida, y la conjunción del poder para hacerlo. La oportunidad de beneficiarse y la legalidad que lo encubre es el manto que ampara demasiadas veces el fraude, a todo ello hay que añadir el poco ejemplo que da la Administración, al indultar por ejemplo a un directivo ( B. Santander.) que se querelló contra honrados industriales con una acusación falsa, y en connivencia un juez mandó a la cárcel cuando ejercitaba de Consejero Delegado del Banesto, ( ahora lo es del Santander) honradas personas a sabiendas de que su acusación era falsa como se ha demostrado.

El tejido empresarial de la Comunidad está envuelto en una maraña de la cual será difícil de salir, falta de seriedad y cumplimiento en los pagos principalmente de los organismos oficiales, desaparición de una estructura económica autóctona vertebraba en el territorio con apoyo a la pyme principalmente y la desaparición de unos referentes que han resultado un fiasco.

La tarea de recomposición es ardua y costosa, así como no exenta de dificultades, pero tremendamente necesaria.