Lo más destacado de sus resultados, es la reducción de su deuda a 31 de marzo que se sitýa en los 313,1 millones de euros lo que refleja una disminución de un 27% respecto a la misma fecha del año anterior gracias a los efectos positivos de la venta de su negocio en Bélgica.
Esta deuda representa un ratio de apalancamiento de 1,1 veces el ebitda acumulado en los últimos doce meses frente a las 1,7 veces el ebitda que suponía en marzo de 2019. Asimismo, Vidrala mantiene una liquidez de 223 millones de euros, en forma de recursos de financiación inmediatamente disponibles, no utilizados y comprometidos por las fuentes financiadoras. La compañía apunta que no existen vencimientos de deuda significativos anteriores al año 2023.
La cifra de ventas durante los tres primeros meses de 2020 ascendió a 243,7 millones de euros. Supone un incremento sobre lo reportado el año anterior de un 1,4%. A divisa constante, las ventas registraron un crecimiento orgánico del 1,1%.
El resultado operativo bruto -ebitda- acumulado durante los tres primeros meses de 2020 ascendió a 59,9 millones de euros. Supone un incremento en términos reportados del 4,7% sobre el año anterior, reflejando un crecimiento orgánico –a divisa constante– del 4,4%. El EBITDA obtenido representa un margen sobre las ventas del 24,6%.
Vidrala apunta en un comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que "las medidas sin precedentes para contener la pandemia del coronavirus tendrán impacto sobre la economía, restringirán temporalmente algunas actividades relevantes de ocio incluyendo la hostelería y afectarán inevitablemente a la demanda".
Ante esta situación, Vidrala apunta que "mantendrá la disciplina de adaptar progresivamente su capacidad productiva con el objetivo de proteger el negocio. En todo caso, los beneficios de nuestro ambicioso plan inversor – cuidadosamente definido con la mente en nuestro cliente y en nuestro futuro industrial–, los efectos positivos del reciente ajuste en nuestro perímetro tras la venta de actividad en Bélgica y los planes de acción operativos en curso deberían contribuir a mejorar nuestra competitividad, reforzar nuestro posicionamiento comercial y, en cierto grado, mitigar el impacto en nuestros márgenes".
"En cualquier caso, las directrices de largo plazo se mantendrán intactas, firmemente enfocadas hacia nuestras tres prioridades: el cliente, la competitividad y el capital. Mantendremos una estricta disciplina financiera, una sólida posición financiera y un enfoque en la rentabilidad a largo plazo", sentencia.