La rutina que implanta el paso del tiempo en nuestras vidas tiene reflejo en nuestra forma de pensar. El ser humano se adapta al entorno y al colectivo formando parte del grupo y tratando de adaptarse a lo comunmente establecido como correcto. Pero mi pregunta es; si lo comunmente establecido como correcto es éticamente moral o amoral. La enorme crisis de valores en la que está inmersa la sociedad de hoy nos invita a pensar que los hábitos conductuales de la sociedad podrían ser incorrectos y que la simplicidad que permite un ciclo económico expansivo, basado en la expansión crediticia y el desarrollo tecnológico, han implantado en nuestra sociedad la cómoda falta de exigencia y por ende, la falta de valores tan importantes y necesarios como la ambición, el espíritu de superación, la voluntad y el sacrificio. La cómoda sociedad que hemos logrado instaurar nos otorga muchas ventajas, pero también origina los defectos que enumero. El mercado es caprichoso y no entiende de orden ni de moral. El mercado es reflejo de la vanidad y del terror de los inversores. Por ello, como inversores o especuladores deberíamos realizar un acto de reflexión profundo, entendiendo que las principales virtudes del trader pasan por la ambición, el espíritu de superación, la voluntad y el sacrificio. Valores defenestados en la última década y que son precisos no únicamente para poder ser un buen trader sino para levantar el país de la enorme crisis económica y de valores en que esta sometido.

En este estadio y utilizando el argot bursátil podríamos decir que la tendencia es bajista, puesto que la crisis económica y de valores sigue en mínimos decrecientes confirmados. Y la tendencia es lo que me ocupa, puesto que en las últimas décadas jamás he analizado un mercado tan divergente como el actual con el oro, el bono alemán y las bolsas americanas en máximos históricos, el USD y el EUR en mínimos y la renta variable europea cerca de mínimos del último mercado bajista que terminó en marzo de 2.009.

Este spread llega en el momento decisivo, ya que el último tramo de aceleración de la tendencia alcista del Dow Jones es coincidente en el tiempo con la confrontación por parte de los bajistas del soporte clave de los 7.800 de nuestro Ibex 35.

Entiendo siempre la bolsa a largo plazo desde los movimientos macroeconómicos, puesto que la bolsa es el principal indicador adelantado de la economía al cotizar expectativas de beneficios empresariales a 12 meses vista y claro, estas expectativas hacen referencia de modo indirecto a inversión, consumo y paro entre otras muchas variables. Y la macroeconomía, como no podía ser de otra manera nos explica los motivos de tanta divergencia.


Las economías emergentes siguen desacelerando, con Brasil en un entorno económico cercano a la estanflación y con una India encaprichada en no llevar a cabo las reformas que necesita. China tiene mucho trabajo por delante. Por un lado, proceder con las reformas financieras que permitan una mayor financiación hacia el sector privado y por otro lado mantener el equilibrio entre el crecimiento económico y las presiones inflacionistas del sector inmobiliario. Sin embargo, el crecimiento económico debería seguir en torno al 7% en los próximos años mientras EEUU siga con su anémica recuperación y Europa no salga de la recesión. Cualquier mejora en las economías desarrolladas debería impulsar el crecimiento Chino.

En EEUU las medidas de flexibilización monetaria llevadas a cabo por el presidente de la FED Ben Bernanke, están teniendo efecto y gracias a la recuperación del mercado inmobiliario el consumo privado está sustituyendo a la demanda pública lo que implica un gran alivio para la deuda americana a pesar del incremento de la presión fiscal para las familias americanas. Por otro lado, la estabilización del ritmo de crecimiento de China y el nuevo dinamismo de la economía Nipona sirven de salvoconducto, ante la recesión europea.

Y en este entorno tan dispar entre las economías emergentes en desaceleración y la americana en recuperación se encuentra la economía europea de pleno en la recesión. Las medidas de austeridad que tanto he criticado siguen vigentes demostrando que combatir la deuda con recortes es directamente proporcional a apagar un incendio con gasolina. La recesión incrementa el nominal de la deuda lo que agrava el problema. Chipre paga los platos rotos por la crisis Griega y a pesar de significar el 1% del PIB Europeo sienta un precedente que ha aniquilado el intento alcista que se habría logrado en el primer trimestre del año. Sin embargo, a pesar del desolador escenario, Mario Draghi se erige como el líder audaz que necesita Europa. Draghi ha ganado la batalla al riesgo sistémico y prueba de ello es que a pesar del grave precedente sentado en Chipre el mercado interbancario a penas se ha inmutado y en parte Draghi es culpable, bien por Mario. Por otro lado, la puerta abierta del BCE a inundar de liquidez si es necesario el sistema financiero es una clara arma en la que los alcistas se sustentan para intentar llevar a cabo la rotación de carteras, buscando valor en Europa tras las enormes valoraciones de la gran mayoría de las compañías americanas. Sin embargo, a pesar de ello la tendencia manda y una vez rota la pauta potencialmente bajista, deberíamos presenciar varios meses en los que toda corrección en la bolsa americana, sea entendida como oportunidad de compra a corto plazo más que un cambio en la tendencia. Sin embargo, Europa se enfrenta a una nueva recesión imparable, en la que incluso Francia está instaurada.

La recesión agravará la crisis de deuda por lo tanto si el mandato del BCE obedece a controlar la inflación, debería entender que políticas agresivas para fomentar el crecimiento no son excluyentes para controlar la deflación; el auténtico peligro que azota en Europa. Bernanke ha sentado cátedra, Japón ha seguido un ambicioso plan de estímulos monetarios que provoquen reflación y el BCE liderado por Draghi está más que preparado para proceder en cuanto los dirigentes europeos den luz verde al crecimiento Europeo y dejar de lado la absurda burocracia.

Pero las quejas no sirven de nada y no hay que mirar los mercados con miedo, aunque sí con mucho respeto. El trading no es una profesión fácil de llevar a cabo. Pero no podemos pretender que nadie haga nuestro trabajo por nosotros, más bien necesitamos entender que el mercado como ente psicológico que requiere de una profunda convicción y de un conocimiento de su funcionamiento, puesto que la determinación pasa por tener muy claro que se requiere en cada momento y sabiendo que somos dueños de nuestras decisiones y esclavos de nuestros actos. Hoy más que nunca, vivimos un entorno dominado por la incertidumbre y las divergencias, en el que la convicción y la estrategia no deben ser triviales, pues el mercado español se enfrenta a una posible corrección de las bolsas americanas, en soportes claves. Alguien sigue creyendo que el mercado es predecible? Tal vez, pero sin entender los aspectos macroeconómicos que mueven la liquidez a largo plazo, es muy complicado tratar de obtener una ventaja que nos permita creer de forma tenaz en lo que hacemos.

Respondamos de nuestros actos pues, nos pertenecen.