Estas circunstancias unidas a la ya de por sí vulnerable economía global y a la reciente crisis de Siria han propiciado que los inversores se muestren reticentes a la hora de la inversión en los mercados menos desarrollados.

Las fuertes caídas de las monedas locales respecto al dólar no han hecho sino aumentar el encarecimiento de los costos para devolver la deuda a las compañías domésticas. La India es un buen ejemplo de ello, ya que su moneda ha caído más de un 12% en el último mes y la devolución de la deuda por parte de varias empresas petroleras está en peligro, lo que ha propiciado que el Banco Central preste dólares estadounidenses a estas empresas. Hay que recordar que La India es el cuarto país importador de crudo del mundo.



Las reservas de divisas (excluyendo a China) se han visto reducidas este año alcanzando los US$ 2,95 billones. Entre ellas, el Rand sudafricano, la rupia indonesia y el real brasileño han sido otras de las divisas más castigadas. Algunos Bancos Centrales, como Indonesia y Brasil, han optado por subir los tipos para provocar una apreciación de la divisa.

La economía china también ha tenido parte de culpa. Siendo el segundo mayor importador del mundo y el primero de materias primas, se encuentra inmerso en la reorientación de sus ventas desde el exterior hacia el mercado doméstico, por lo que la importación de minerales (hierro, cobre y níquel) y el crudo se ha visto mermada y, por ende, las exportaciones de sus principales socios comerciales en Asia.



Fuente: IndexMundi

Para la OCDE es demasiado pronto para que las economías desarrolladas abandonen los programas de estímulos y la ralentización de los emergentes puede provocar que la recuperación sea más lenta de lo usual.