¿La razón? Pues que las dudas acerca de una recuperación económica en EEUU aumentan los temores a que el dólar deje de tener el status de moneda refugio. Además, la política monetaria adoptada por la Reserva federal, cada vez más flexible, alerta a los inversores de un castigo de los intereses de sus acreedores. Su principal acreedor? China. Recordemos que aproximadamente dos tercios de las reservas de China son en dólares, es decir, éste sería el más castigado si EEUU no pagara su deuda.

A nivel macroeconómico, los indicadores que se van publicando nos muestran que se está produciendo una leve recuperación en las economías a nivel mundial. Sin embargo, es necesario todavía un período prolongado de tiempo para poner fecha a una recuperación definitiva.

Y es que el cataclismo que está viviendo la economía estadounidense lleva tiempo gestándose. Las cosas se han hecho fatal y se ha esperado a que fuera el propio mercado el que se autoregulara. La ausencia de previsión de los riesgos de la crisis está resultando muy costosa, a la vez que constata la necesidad de muchas reformas. Por ejemplo, un cambio en la retribución de los personajes del sistema financiero, transparencia en los productos derivados, o bien, limitar el papel de los bancos centrales a favor del FMI.

Es cierto, que ya se están poniendo en marcha muchas reformas pero no queda aún muy clara la efectividad de las mismas. Por lo tanto, el panorama de EEUU para los próximos meses se mantiene sin grandes cambios, lo que el impacto en las bolsas debería ser limitado.

Por ahora, el riesgo a una doble recesión ha disminuido aunque sería necesario que el gobierno se planteara ya un programa de consolidación fiscal para los próximos años para dar credibilidad a su política.

Muchos expertos aseguran que una doble recesión haría que las bolsas corrigieran un 60% su recorrido, otros que el S&P puede tener ganancias del 25% en lo que queda de año… sin embargo, ninguna predicción es infalible en un mercado tan volátil como el actual. Por ahora, será importante centrarnos en la próxima reunión del G20 y en las decisiones que puedan salir.