"Por el bien del país", así justificaba José Sócrates la decisión de pedir rescate económico a los fondos de auxilio de la UE y el FMI.

El bono luso a 5 años
superaba el 10% de rentabilidad ofrecida desde hacía días, pero finalmente fueron los bancos los que dieron el empujón final hacia la petición de ayuda. Tras la rebaja de solvencia de su calidad crediticia ayer por Moody's, las financieras portuguesas se plantaron y avisaron con no comprar más deuda pública al Estado si no pedía rescate inminentemente.

Hace dos semanas José Sócrates dimitía tras el no a su programa de recorte del gasto y déficit estatal, desde entonces el gobierno en funciones se ha negado a negar lo que era inebitable, la petición de socorro económico. Así pues, a las 8 de la noche, hora portuguesa, Sócrates compadecía para anunciar públicamente su rendición empujado por el encarecimiento de la deuda soberana. El mandatario afirmaba: "siempre encaré un pedido de ayuda externa como último recurso, pero hemos llegado al momento en que no tomar esa decisión acarrearía riesgos que el país no debe correr",

En Bruselas han cifrado el rescate de Portugal en 75.000 millones de euros, como declaró el presidente del Eurogrupo Jean Claude-Juncker. De esta cantidad la UE proporcionará 50.000 millones y el FMI el resto. Del monto aportado por el organismo europeo España avalará el 12%.

A partir de ahora Portugal deberá negociar un programa de ajuste fiscal y reformas económicas que convenzan a la Comisión Europea y al Banco Central Europeo.

De momento son 3 los países rescatados por la UE y el FMI: Grecia, Irlanda y ahora Portugal. Pese a que las miradas apuntan a que España pudiera ser el siguiente por su abultado déficit y paro, los expertos, como Damián Querol, jefe de análsis de Banco Gallego, comentan que "la situación de España dista mucho de la de Portugal", y eso que nuestros bancos tienen una 3.500 millones de deuda lusa en sus carteras. Ahora el rescate de Portugal podría funcionar precisamente como cortafuegos. Así pues, David García Moral, analista de Bankinter, explica que "se ha marcado una línea muy clara entre los países que necesitaban ser rescatados y España, cada vez más cerca del grupo de Italia y sobre los que el mercado descarta".