No hace falta esperar al final de semana para entender, al tener mañana la publicación del dato de empleo en EE.UU., que cualquier cosa que haya podido pasar en los mercados hasta la fecha puede simplemente saltar por los aires en función cómo ese dato de empleo salga o, mejor aún, de cómo sea interpretado por el todopoderoso mercado.
La situación con la que nos encontramos en puertas de la publicación de ese dato-terremoto que siempre deja los cimientos de los mercados temblando durante varios días, es de una manifiesta debilidad del Dólar Estadounidense (USD) contra las grandes monedas, especialmente el Euro (EUR) y el Dólar Australiano (AUD) y Neozelandés (NZD), que son las tres monedas que mejor se están comportando en estos momentos en los mercados de divisas.
La debilidad del USD se justifica, o así se pretende justificar, por el elevado precio del crudo, que está amenazando las economías de los países desarrollados a través de un incremento notable de la inflación, y por el hecho que para intentar compensar la subida del precio del crudo (basado en USD), las monedas ganan terreno e intentar frenar el efecto de esa subida. El hecho que el precio del Oro esté revoloteando alrededor de sus máximos históricos ha ayudado al AUD a mantenerse como la moneda que le sigue marcando máximos históricos día tras día al USD (el más reciente sobre 1.0350). Aunque parezca de chiste, hace no mucho que este par estaba por debajo de la paridad porque se decía que las terribles inundaciones que asolaron el noreste del país iban a tener un impacto muy negativo en el PIB del país; parece que ya nadie se acuerda de eso… pero sigue estando ahí.
En cuanto a la escalada del Euro, prácticamente contra todas las monedas (a excepción de los dos dólares pequeños mencionados), pues creo que hay quién hasta se ruborizaría al intentar buscarle una explicación lógica desde el punto de vista fundamental. Por técnico tampoco es que puedan darse muchos argumentos a favor (he explicado en escritos anteriores como los precios se han desviado en demasía de la línea imán que mantiene los precios estables, línea que encontramos sobre los 1.3950 hoy), pero siempre hay aquello de que ‘la tendencia es tu amiga’ y con ello uno se las puede apañar bastante bien. El tema es que el cambio EUR/USD no es el cambio líder (es decir que dicta el camino de los demás cruces a seguir) en estos momentos, y dudo que pase a serlo en el corto plazo.

Los cambios que están descaradamente marcando el devenir de los mercados de divisas son los relacionados con el Yen Japonés (JPY) y el Franco Suizo (CHF). En el caso de la primera moneda, por razones más que obvias al haberse momentáneamente perforado el mínimo histórico de 1.995 aprovechando la excusa del terremoto, lo que obligó al BoJ a intervenir para mantener la cordura en los precios, y en el caso de la segunda moneda porque el ataque al SNB (Banco Central de Suiza) es tan descarado que empieza a ser de cómic.  La situación técnica del cruce USD/CHF se muestra en el gráfico diario adjunto, y como se puede comprobar, estamos en una pendiente vertiginosa a la baja, que tuvo su clímax (¡Cómo no!) con el terremoto de Japón, momento en el que los especuladores aprovecharon para destrozar todos los récords en el cruce y enviarlo por debajo de los 0.89; será porque Suiza también se vio afectada por el terremto, qué cosas… Lo interesante del caso, para el país ‘helvético’, es que deberá convertirse en el país ‘hermético’ si quiere sobrevivir durante tiempo con su moneda a estos niveles, pues no olvidemos que Suiza es un país netamente importador, por lo que su gente debe de estar encantada con el aumento de precios a los que se están viendo sometidos desde que ‘la mano negra’ especulativa lanzó el órdago contra el SNB a principios de 2010, reventando precios desde los 1.17 hasta los actuales 0.91, en una guerra que sigue sin tregua. Con el cambio monetario actual, el estatus de ‘netamente importador’ debería cambiarse por ‘exclusivamente importador’, porque es complicado que con una moneda en niveles nunca vistos puedan ser algo competitivos en ninguna materia en el exterior.