Durante su primer discurso sobre el Estado de la Unión, el mandatario hizo una fuerte defensa de las PYMES norteamericanas, apostó por un nuevo modelo económico a largo plazo basado en la innovación y se mostró firme en su propósito de reformar el sistema financiero en favor de las familias y las clases medias.

Estados Unidos cuenta con más de siete millones de desempleados en estos momentos, por lo que el presidente norteamericano aseguró que "el empleo debe ser nuestra principal prioridad en 2010". Por eso, hizo un llamamiento en favor de la reforma laboral.

"El Congreso ha aprobado una reforma de empleo que incluye algunas de estas medidas. Como primera tarea para este año, insto al Senado a que haga lo mismo. La gente está sin empleo. Están dolidos y necesitan nuestra ayuda. Quiero una propuesta de empleo encima de mi mesa sin dilación", indicó. "La única manera de movernos hacia el pleno empleo es la de establecer las nuevas bases para un crecimiento económico a largo plazo".

El mandatario estadounidense insistió en la necesidad de apostar por las energías renovables y la innovación, campos en los que "no aceptaré ver a Estados Unidos desempeñando un papel secundario". Destacó que tanto China como Alemania o India están apostando por la ciencia, la investigación y las renovables. "Están haciendo fuertes inversiones en energías limpias porque saben que ofrecen empleo".

"Sé que hay algunos que rechazan las evidencias científicas sobre el calentamiento global. Pero aunque duden de esas pruebas, incentivar la eficiencia energética y las energías limpias es lo correcto porque la nación que lidere una economía basada en las energías limpias será la que lidere la economía mundial", aseveró.

"Hoy tenemos que ponernos a trabajar para construir las infraestructuras de mañana", dijo el presidente norteamericano. "Debemos poner más ciudadanos a trabajar en la construcción de fábricas que produzcan energías limpias y dar incentivos a quienes aumenten la eficiencia energética de sus hogares".

VENTAJAS FISCALES Y ACCESO AL CRÉDITO PARA LAS PYMES


Obama propuso utilizar 30.000 millones de dólares del dinero del plan de rescate devuelto por los bancos para facilitar a las pequeñas y medianas empresas norteamericanas "los préstamos que necesitan para mantenerse a flote". "El verdadero motor de este país siempre han sido las empresas", defendió.

"También propongo la creación de nuevos beneficios fiscales que irán a parar a las cerca de un millón de pequeñas empresas que contraten nuevos trabajadores o que aumenten los salarios de sus empleados", indicó el mandatario norteamericano. Obama también anunció que eliminará los impuestos sobre los beneficios de las PYMES y ofrecerá ventajas fiscales "a todas aquellas compañías que inviertan en nuevas fábricas o maquinarias".

Obama defendió sus medidas en materia económica durante el último año, especialmente los recortes de impuestos de los que se han beneficiado "el 95 por ciento de las familias estadounidenses, y las medidas que han servido para fomentar empleos relacionados con las energías 'verdes'. "Después de dos años de recesión, nuestra economía está creciendo de nuevo", destacó.

SE MUESTRA FIRME EN LA REFORMA DEL SISTEMA FINANCIERO

Por otro lado, Obama reiteró que persistirá en su lucha a favor de las clases medias e insistió tanto en acometer una reforma financiera como en eliminar los privilegios de multinacionales estadounidenses. "Es hora de reducir drásticamente las ventajas fiscales de las empresas que se llevan el trabajo fuera y dar esos beneficios a las compañías que crean trabajo en Estados Unidos".

"No estoy interesado en castigar a los bancos", afirmó el mandatario, reconociendo la necesidad de contar con un sistema financiero saludable que posibilite el acceso al crédito a las empresas, para que éstas puedan crear empleos.

"Necesitamos asegurarnos de que los consumidores y las familias medias tienen acceso a la información que necesitan para adoptar decisiones en materia financiera (...) no podemos permitir que las instituciones financieras, las que guardan sus depósitos, tomen riesgos que amenazan a toda la economía", advirtió el presidente norteamericano.

"El Congreso ha aprobado una ley que incluye algunas de estas medidas y aunque algunos grupos de presión están intentando acabar con ella, no podemos dejarles que ganen esta lucha. Si la propuesta final no responde a una reforma verdadera, la mandaré de vuelta".