El Mecanismo de Estabilidad Financiera es el encargado de proporcionar y sobre todo salvaguardar la estabilidad financiera del Área Euro. Fue creado en 2010, a propuesta de la Comisión Europea, reforzando la vigilancia financiera y suministrando asistencia a los Estados de la Unión que atraviesen graves problemas, como es el caso en la actualidad de algunos de los países periféricos. La creación del mismo vino motivada por la necesidad recaudatoria de efectivo para poder hacer frente a los rescates financieros de Portugal e Irlanda.

Por solicitud del gobierno brasileño, las autoridades de primera plana de los BRICS se reunirán esta misma semana en el contexto de la cumbre del FMI en la capital estadounidense, Washington, para analizar las oportunidades de inversión en deuda europea, echando una mano, desde luego muy bien recibida y muy anhelada a este lado del continente.
Los emergentes se han dado cuenta de la buena calificación de la deuda del FEEF por parte de las principales agencias de rating que le dan un triple A (AAA), lo que se traduce en una inversión de escaso riesgo. Parece ser que los BRICS por tanto, están invirtiendo su excedente en deuda europea, al fin buenas noticias.

Estos países tienen datos macroeconómicos envidiables a excepción de sus altas tasas de inflación: superávits presupuestarios y elevado crecimiento económico. Así en el primer trimestre del año la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reportó que han tenido un crecimiento en el comercio de un 11% frente al 8,2% obtenido por las importaciones del G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reunio Unido y EEUU). A pesar de que la crisis también los ha afectado registrándose crecimientos algo más moderados (o negativos en el Brasil e India en términos interanuales en el año 2009) al pertenecer a esta aldea global, la verdad es que realmente son los que han tirado del carro para sumar el PIB global durante estos años de crisis.




En este cuadro, es curioso ver el reducido efecto sobre el crecimiento chino de esta crisis aunque es preocupante la inflación en este país asiático. Como vemos, el ritmo de crecimiento de las economías emergentes se ha moderado durante el año 2010 y principios de 2011 pero continúa siendo elevado. Así por ejemplo, en China, el PIB del segundo trimestre creció un 9,5% interanual, dos décimas menos que el periodo previo, esperándose una moderada ralentización en el futuro, como consecuencia, en parte, de las medidas de restricción del crédito implementadas.