Por regiones, la organización destaca que en Europa las pérdidas del sector por la recesión económica alcanzaron los 69.000 millones de dólares
(53.600 millones de euros), frente a los 189.000 millones de dólares (146.000 millones de euros) de las aseguradoras estadounidense.

Además, apunta que,
a fecha de enero de 2010, los cuatro grupos aseguradores más grandes acumulaban el 54% de todas las depreciaciones a nivel mundial. De todos ellos, destaca el caso de AIG, que perdió 98.200 millones de dólares (76.300 millones de euros), seguida de ING Groep, con 18.600 millones de dólares (14.450 millones de euros), Ambac, con 12.000 millones de dólares (9.320 millones de euros) y Aegon con 10.700 millones de dólares (8.300 millones de euros).

En lo referente al impacto directo de la crisis en el sector, el informe destaca que la exposición de las aseguradoras a las hipotecas 'subprime' y los activos tóxicos relacionados con las mismas, que fueron los causantes del inicio de la actual crisis financiera, parece que "no ha sido significativa" en la mayoría de los países de la OCDE.

En su opinión, este resultado parece reflejar, en gran medida, unas estrategias de inversión conservadoras y, en cierta medida, disposiciones reglamentarias como las normas de diversificación y las limitaciones de las inversiones en instrumentos de inversión alternativos.

Sin embargo, apunta que en algunos países concretos algunas aseguradoras, especialmente de vida, han tenido una "importante exposición" a las hipotecas basura y los activos tóxicos y han tenido que amortizar el valor de sus propiedades y reconocer pérdidas materiales cuando los mercados de estos productos se colapsaron.

En su informe, la OCDE también recomienda una serie de actuaciones a tener en cuenta, como promover una vigilancia reforzada del sector y una supervisión transfronteriza, así como el intercambio de información. También insta a tener más en cuenta los vínculos macroeconómicos y los riesgos macro-prudenciales a la hora de elaborar políticas para el sector, así como a buscar la convergencia, en el largo plazo, hacia un marco regulador común para las principales aseguradoras a nivel internacional.

En esta línea, reclama un fortalecimiento de los estándares de gobernanza de las aseguradoras, tener en cuenta de forma adecuada las entidades "demasiado grandes para caer", promover la educación financiera, asegurar la transparencia en la toma de decisiones y garantizar un salida ordenada de las aseguradoras que hayan quebrado.