En estas circunstancias resulta muy difícil conseguir un grupo de bancos internacionales que financien la operación y los esfuerzos se centran en buscar entre las entidades financieras una alternativa que permita a Sacyr-Vallehermoso desprenderse de su participación en Repsol YPF y aliviar su deuda, que supera los EUR18.000 millones. Portavoces de La Caixa y de Criteria han declinado hacer declaraciones sobre la marcha de las negociaciones, pero otras fuentes consultadas han señalado que las conversaciones con Lukoil han entrado en punto muerto.
El parón ha vuelto a poner sobre la mesa alternativas europeas, como la petrolera italiana Eni o, en menor medida, la francesa Total, según las mismas fuentes financieras. En ambos casos, las fuentes financieras consultadas descartan que estos grupos quisieran pagar los EUR27-28 por acción que estaba dispuesta a abonar Lukoil -el doble de la cotización actual de Repsol YPF-, pero resaltan que una venta a menor precio contribuiría a desahogar las deudas de Sacyr y mejorar su situación.
Otras fuentes indican que la compra de Sacyr, y no de Repsol, también se ha barajado, pero resulta difícil encontrar a inversores interesados por la elevada deuda de la constructora. La posibilidad de una intervención pública, bien en Sacyr bien en Repsol, fue rechazada el martes de forma tajante por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Una opción más conservadora, que permitiría ganar tiempo, es la venta de Itínere, la filial de infraestructuras de Sacyr, lo que daría oxígeno a la constructora y evitaría tener que tomar una decisión contrarreloj. La inacción también plantea serios problemas, porque la eventual caída de Sacyr lastraría los balances de los bancos acreedores, que se verían obligados a dotar cuantiosas provisiones.

