Estos pronósticos son bastante más pesimistas que los del Banco Central Europeo y otras instituciones multilaterales. El BCE dará nuevas previsiones para la economía en 4 de septiembre. En junio, el BCE vaticinó que el crecimiento rondaría el 1,5%-2,1% este año, aunque advirtió de que los riesgos apuntaban a la parte baja de la horquilla de previsión. Este mes, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, indicó que el crecimiento a mitad de año sería "sustancialmente menor" que el del primer trimestre y agregó que se habían materializado algunos de los riesgos económicos identificados. Deutsche Bank también dijo que el BCE necesitará ver más síntomas de una recesión para decidirse a bajar los tipos de interés, pero espera recortes de tipos por un total de 100 puntos básicos en 2009, y apuesta por que se inicien las reducciones en el primer trimestre. Por su parte, el Banco Central Europeo no está seguro de que la inflación se vaya a ralentizar marcadamente en este contexto de deceleración del crecimiento, según Juergen Stark, mientro del consejo de gobernadores del BCE. En todo caso, Stark declaró que "no hay motivos para dramatizar la situación". En una entreivsta publicada por el diario International Herald Tribune, el directivo del BCE señaló que aunque el crecimiento se está ralentizando, el BCE tendrá que seguir vigilando la inflación, que podría "desacelerarse en varias regiones del mundo, pero no en el conjunto de la eurozona".