Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) ha registrado un resultado neto atribuido de 50,3 millones de euros durante el primer trimestre de 2018, lo que supone una mejora notable respecto a los 21,4 millones obtenidos durante el mismo periodo del año anterior.
El Ebitda de la compañía ha aumentado un 15,3% hasta los 199,6 millones de euros, lo que ha permitido un crecimiento de 2,1 puntos porcentuales de la rentabilidad sobre riesgos, hasta alcanzar el 15% por primera vez en la historia del Grupo. Cabe destacar la evolución de este ratio en el área de negocio de Medio Ambiente, que registró un crecimiento del 11,4% alcanzando los 103,2 millones de euros.
Por su parte, el resultado bruto de explotación (Ebit) se situó en 109 millones de euros, lo que significa una subida de 39,4% con respecto al mismo periodo que el ejercicio anterior.
El gasto financiero neto se redujo un 30% hasta los 40,3 millones de euros, marcado por el impacto de las medidas de refinanciación y optimización financieras ejecutadas durante el ejercicio anterior.
Al cierre del trimestre, la deuda financiera neta del Grupo de Servicios Ciudadanos, cerró en 3.780,9 millones. La cartera de negocio se sitúa en 29.663 millones de euros, lo que garantiza un periodo de actividad de más de cinco años.
Según ha querido resaltar la compañía, "Este resultado refleja también el esfuerzo continuado por priorizar la rentabilidad en el conjunto del Grupo FCC mediante las medidas de eficiencia y sinergias implantadas y diversas acciones encaminadas a aumentar la productividad".
La Comisión Europea ha elegido el proyecto METHAmorphosis, que persigue aumentar la obtención de biometano a partir de residuos municipales y agro-industriales. El informe de la Comisión premia el esfuerzo y el compromiso de la compañía por reducir las emisiones de gas efecto invernadero acordadas en la cumbre de París de 2015. Esta mención es muy significativa, ya que METHA aparece dentro de las cinco políticas relacionadas con el cambio climático de la UE y su aplicación permite un ahorro energético de hasta el 70% en el tratamiento de lixiviados y una reducción muy significativa de la huella de carbono vehicular de entorno al 80%.