Comienza la cuenta atrás para la que será la última subasta del año. El Tesoro Público emitirá letras a corto plazo, esto es, a tres y seis meses. El pasado 21 de noviembre es la referencia a seguir de cara a esta jornada cuando el tipo de interés se colocó por encima del 5%, el nivel más alto desde 1997. No obstante, algunos analistas no descartan que España opte por sacar al escaparate más millones de los previstos en caso de que la demanda siga la tónica habitual de situarse muy por encima de la oferta.


Balance anual: objetivo conseguido

A falta de conocer el resultado de esta última subasta, el Tesoro ha colocado ya el objetivo previsto a comienzos del ejercicio, hasta 93.800 millones de euros de deuda. Los altibajos y las tensiones previas a cada celebración de las subastas han marcado el ritmo de los mercados, sobre todo, en los últimos meses cuando el bono a diez años llegó a rozar una rentabilidad del 7% o cuando el tipo exigido a los bonos a dos años en contraposición a los de vencen en el próximo decenio llegó prácticamente a ser superior, clara señal de que la confianza de los inversores en la capacidad de recuperación en el corto plazo en nuestro país dejaba mucho que desear. Tal y como señala, Daniel Pingarrón, analista de IG Markets, “el ejercicio ha estado marcado por dos factores: la elevada rentabilidad pagada (principalmente en el cuarto trimestre del año) y la apreciable demanda”.

Juan José Alonso, analista financiero de Dracon Partners EAFI, ha revisado las cifras del año de las que se deduce “un coste medio de financiación sobre la deuda que se ha emitido en lo que va del año del 3,88% (a 30 de noviembre) y es probable que acabemos el año por encima del 4,04% (coste medio de la deuda ya emitida).”

GRÁFICO BONO A DIEZ AÑOS ESPAÑA, ANUAL
FUENTE: BLOOMBERG

La que es la penúltima subasta del año para el Tesoro Público dejó a los inversores con muy buen sabor de boca al conseguir reducir la rentabilidad exigida de manera considerable en comparación con la inmediatamente anterior. Las tensiones se están conteniendo, al parecer. Hasta 2.177 millones de euros en obligaciones con vencimiento en 2020 fueron colocados a un tipo de interés más de un punto porcentual inferior al 7,09% de la anterior puesto que se colocó en el 5,24%, mientras que por los 1.400 millones en títulos con vencimiento en 2021 se exigió una rentabilidad del 5,56%. “La última subasta del año –que incluso podría haber sido cancelada- se produce en un clima más optimista, con los spreads de deuda más relajados y el precedente de las dos buenas subastas de la semana pasada”, sostiene Pingarrón.

El responsable del Servicio de Estudios y Análisis de ASINVER, Javier Flores, emplea de hecho el apelativo de ‘cómodo’ para referirse a la colocación de hoy que debería “confirmar la brecha respecto a Italia y manteniéndose detrás en la línea de fuego del mercado. Una subasta favorable debería permitir, además, un tono positivo en las bolsas”. De todos modos, España cede esta semana el protagonismo a Francia en lo que respecta al mercado de deuda. París tratará de colocar 7.000 millones de euros, una cantidad nada desdeñable teniendo en cuenta además que pende sobre su cuello la amenaza de una rebaja de rating y en Bélgica tiene un ejemplo más que claro.

Grecia también sale hoy al mercado en una subasta de letras a tres meses por valor de 1.000 millones de euros. ¿Su objetivo? Hacer frente al pago de 1.300 millones que vencen hoy y a otros 4.600 millones que lo harán el próximo día 29. Aunque si hablamos de subastas, la más importante, principalmente para nuestro sector financiero, es la que llevará a cabo de nuevo esta semana el Banco Central Europeo que está actuando como la dispensadora –tapada- de liquidez de la Unión Europea. Que Mario Dragui no quiera reconocerlo oficialmente, no implica que estas subastas son la forma de financiación para la banca en imitación al QE2 americano. Por cierto que del dinero que la banca obtiene del BCE se sacan notables intereses teniendo en cuenta que es papel que se toma al 1% y que se utiliza para comprar deuda soberana con una rentabilidad que supera el 4%.

No desesperen porque se está confirmando en los últimos meses que los inversores particulares salvan subastas enteras del Tesoro que ofrecen rentabilidades mucho más intereses que el depósito más común entre los mortales. José Luis Jiménez, director de March Gestión, asegura que “la deuda soberana española es una muy buena decisión de inversión especialmente mientras que exista la tensión que hay en el mercado y podamos obtener rentabilidades a tres y cinco años del 5%”. Destaca, asimismo, la diferencia que existe entre España y países como Italia, Irlanda o Grecia. Y es que obviamente la situación dista y con mucho –por el momento-. La subasta celebrada la semana pasada en Roma se cerró con un repunte del tipo de interés hasta el 6,47% en deuda a cinco años. Los inversores siguen sin confiar en el gobierno de Monti y los spreads no hacen sino subir, en contraposición a los nacionales que cada vez se muestran más moderados. Mientras que el bono a diez años italiano sigue rozando el 7%, el español se mantiene estable en el 5,18% y bajando. Idem para el resto de fechas de vencimiento. Alemania, por cierto, sigue a niveles irrisorios como para ser una inversión atractiva más allá de su valor refugio.


Retos para 2012

120.000 millones de euros a refinanciar durante los cuatro primeros meses del año. Es la cifra redonda a la que en principio España debería hacer frente sin problemas. Representa un 11,4% del PIB, según cálculos de Dracon Partners EAFI. De que la prima de riesgo se mantenga por debajo de los 300 puntos básicos depende, y en mucho, el coste de financiación para nuestro país. “Los estudios muestran que por cada 100 puntos básicos adicionales del spread de deuda, al estado le suponen entre 6.000 y 12.000 millones adicionales en pago de intereses”, aseguran desde IG Markets. Actualmente la prima de riesgo sigue estancada y oscilando entre los 320 y los 380 puntos básicos.

GRÁFICO PRIMA DE RIESGO ESPAÑA, ANUAL
FUENTE: BLOOMBERG

Javier Flores, de ASINVER, identifica una serie de retos de cara a 2012 tales como “elevar el vencimiento medio hasta los 7,5 años (actualmente se encuentra en los 6,7 años) sin que el incremento gradual del coste de financiación se desboque”. Este objetivo podría conseguir, en opinión del analista, de la mano de lograr una mayor “diversificación de los inversores extranjeros, que acaparan el 50% de la deuda española” –la banca se queda con el 28%- y de apostar por una mayor demanda procedente de los inversores particulares. “Los hogares han cambiado sus ámbitos financieros y ahora tienen un potencial de financiación de 20.000 millones al año”. Oído cocina. Próxima parada, el 12 de enero.