Esta fuerte escalada del crudo ha llevado a que el mismísimo presidente de EE UU, George Bush, haya planteado en los últimos días que el aumento de la producción de petróleo prometido por Arabia Saudí no es suficiente para bajar los precios del crudo, y apostó por la búsqueda de nuevas reservas en su país. Bush minimizó de esta forma la negativa que el pasado viernes recibió por parte del monarca saudí, Abdulá bin Abdelaziz, a aumentar la producción de crudo para frenar el alza imparable de los precios.