En cuanto a la evolución de las cuentas públicas, el responsable del Banco de España señaló que el aumento del déficit refleja la "alta sensibilidad de los ingresos públicos al sector inmobiliario y al ciclo económico, así como la importancia que el aumento del desempleo y las prestaciones asociadas al mismo está teniendo en el comportamiento del sector público".

Por ello, resaltó que se debe "utilizar las políticas de estímulo dentro de los márgenes disponibles en las acciones de expansión de la demanda". En este sentido, considera un "peligro" que el "rápido deterioro de las cuentas públicas" conlleve a la "adopción de medidas con efectos contractivos cuando la economía todavía no ha salido de la situación de recesión".

Así, se refirió a los retos que debe adoptar la economía española para afrontar la situación, entre los que destacó la necesidad de "contener la intensidad del ajuste a través del empleo". Al respecto, explicó que existen características en el mercado de trabajo que "intensifican la destrucción de empleo en las fases recesivas".

COMBINAR FLEXIBILIDAD Y SEGURIDAD.

"Los sistemas vigentes de contratación obstaculizan la adecuada respuesta en forma de efectividad salarial y tienden a desplazar la mayor parte del ajuste al empleo", aseveró Malo de Molina, quien consideró "necesaria una reforma que mejore la relación entre flexibilidad y seguridad, que en la actualidad no es satisfactoria, ya que en algunos sectores genera fuertes pérdidas de trabajo y reduce los incentivos a la contratación".

Otro de los retos, dijo, es evitar el peligro de que los desajustes de competitividad agudicen la contracción de la actividad y del empleo, de forma que el cambio en el sistema, dado que no se puede buscar un equilibrio monetario, se base en un aumento de la eficiencia y en la reducción de costes relativos.

Asimismo, instó a promover el relevo de la actividad productiva mediante las reformas estructurales y el fomento de la productividad, de forma que se lleve a cabo una "reasignación de recursos" para que otros sectores tomen el relevo al inmobiliario.

"No sabemos la duración de la crisis ni los efectos de la misma", pero "el desafío propio --de España-- más importante es preservar la solidez de los flujos financieros y asegurar una buena posición para cuando se produzca la salida de la crisis", afirmó.

En esta línea, destacó las medidas adoptadas hasta el momento, como la creación de líneas especiales de crédito o financiación de sectores afectados, y apostó por la creación de una fundación para controlar los activos financieros y las concesiones a bancos y cajas.

MEJOR QUE EN OTRAS CIRCUNSTANCIAS.

Malo de Molina atribuyó las causas de la crisis tanto a factores nacionales como a internacionales, aunque, a su juicio, la situación actual de España está mucho mejor que en otras circunstancias económicas adversas.

En este sentido, destacó que el Banco de España llevó a cabo una política "previsora, conservadora y anticíclica" al imponer a las entidades nacionales recursos de aprovisionamiento mayores que en otros países, algo que --añadió-- "está detrás de la capacidad actual de los bancos españoles".

En cuanto a las causas de la crisis, resaltó que todo el mundo "compartía un pecado común", en referencia a la expansión del gasto y el endeudamiento excesivo. En España, destacó el aumento de la demanda, el gasto por encima de los recursos, la tendencia al endeudamiento y el bajo crecimiento de la productividad, que coexistía con salarios y márgenes más alcistas que en Europa.

El "desequilibrio" en el que se encontraba España tras la etapa de expansión abocaba --aseguró-- a un proceso de ajuste que se habría producido aunque no se hubiera iniciado la crisis mundial. De hecho, apuntó que comenzó en 2006. Sin embargo, el mercado financiero mundial entra en una "crisis a la que nadie puede sustraerse y sobre la que nadie tiene control", que es lo que, a su juicio, lleva finalmente "a una recesión".