"Hemos preparado planes de contingencia para gestionar mayores dificultades", declaró Wen, que apuntó que su Gobierno también tiene en la recámara "suficiente munición" para poder "lanzar nuevas políticas estimulantes de la economía en cualquier momento".

Estas declaraciones de Wen, realizadas al cierre de Congreso Nacional Popular en Pekín, llegan en un momento en el los ministros de finanzas de los países que forman el G-20 se disponen a reunirse en Londres este fin de semana.

En adelanto a la cumbre, Tim Geithner, secretario del Tesoro de Estados Unidos, ha urgido a los Gobiernos de todo el mundo que aumenten la intervención y el estímulo para el crecimiento económico para reducir los efectos de la peor recesión global desde la década de los 30.

El Gobierno chino es el mayor poseedor extranjero de deuda estadounidense y no es la primera vez que sus autoridades muestran preocupación por que el importante aumento del gasto público por parte del país norteamericano pueda llevar a la inflación y la caída del dólar.

Wen se mostró seguro de que China mantendrá la "estabilidad básica" de su divisa, aunque no quiso desmentir que la presión de otros países pueda forzarle a cambiar su política de cambio. "Hemos prestado una enorme cantidad de dinero a Estados Unidos y por supuesto que estamos preocupados por la seguridad de nuestros activos", dijo Wen, que pidió al país "que mantenga su bien crédito y cumpla sus promesas".

Además, Wen aprovechó su comparecencia para desmarcarse de la creciente presión de Estados Unidos y otros gobiernos para que China realice una importante contribución a la refinanciación del Fondo Monetario Internacional (FMI). En este sentido, explicó que es una prioridad reformar la estructura de la institución para dar más voz a los países desarrollados y que la nuevas contribuciones deberían ser "voluntarias" y basadas en la riqueza relativa de cada país.