Para el eterno bajista y “agorero” profesor de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, el mayor riesgo geopolítico actual no es un conflicto entre Israel e Irán por la proliferación nuclear, ni siquiera la inestabilidad crónica que recorre el Magreb, tampoco la posibilidad de una segunda Guerra Fría entre Rusia y Occidente por Ucrania...

“Todos estos son riesgos serios, por supuesto; pero ninguno lo es tanto como el desafío que supone mantener el carácter pacífico del ascenso de China. Por eso es particularmente preocupante escuchar a funcionarios japoneses y chinos, así como analistas, comparar las relaciones entre ambos países con las de Reino Unido y Alemania antes de la Primera Guerra Mundial”, explica este experto.

“Las disputas entre China y muchos de sus 'vecinos' sobre islas o territorios marítimos son solo la punta del iceberg. A medida que el país se convierte en una potencia económica, dependerá cada vez más de las rutas de envío para sus importaciones de energía y diversos productos. Esto implicará el desarrollo de una marina que se asegure que China no pueda ser estrangulada por bloqueo marítimo”.

Pero lo que el gigante asiático considera “un imperativo defensivo podría ser interpretado como una política agresiva y expansionista por parte de sus 'vecinos' y Estados Unidos”. Y, al mismo tiempo, lo que sería un “imperativo defensivo para estos últimos, esto es, aumentar su capacidad militar en la región, podría ser percibido por China como intento agresivo de contenerla”.

Así las cosas, Roubini concluye: “Históricamente, cada vez que ha surgido una gran potencia también lo ha hecho un conflicto (…) Por supuesto, no hay leyes de hierro en este sentido: China y sus interlocutores no están destinados a repetir el pasado. El comercio, la inversión y la diplomacia pueden calmar las tensiones, pero ¿lo harán?

S.C.