La mayor parte de 2021 ha sido un paseo triunfal de Moderna en Wall Street. Ha consolidado sus resultados y además ha visto florecer a su vacuna de ARN mensajero contra la Covid como una de las más potentes del mercado mundial, lo que se traduce en fuertes ventas e ingresos, incluso futuros, con buena proyección ya que la pandemia se extiende en el tiempo, mientras se requiere de dosis de refuerzo.
Un gran panorama sobre todo frente a su mayor competencia. La de una Pfizer que ha subido en 2021 en Wall Street un importantísimo 60,4% durante el último año, pero que a todas luces se queda pequeño ante la revalorización de la compañía con sede en Cambridge, Massachusetts, del 143%. Todo eso está muy bien, pero lo cierto es que lo más importante para las cotizadas es tanto su tendencia como su aportación inmediatamente anterior.
Y es que venimos de un mes en el que apareció el ya calificado como el virus más contagioso de todos los tiempos, la variante ómicron de la Covid, que ha hecho reverdecer casi un 9% a su competidora Pfizer frente a las caídas superiores al 17% que ha marcado Moderna, en su peor trayectoria desde 2019, en plena ola de contagios como no se había visto a lo largo y ancho de lo que llevamos de pandemia, con administración de tercera dosis de la vacuna en todos los países desarrollados.
Pero sus caídas a plomo no son solo de un mes, porque en el acumulado del último trimestre, el recorte de Moderna en el mercado alcanza un preocupante 25,5%. Y que roza nada menos que el 49% desde sus máximos registrados este verano, en concreto, el pasado 10 de agosto cuando llegó a cotizar en los 497,5 dólares la acción.
Y por tanto ¿a qué se debe esta tendencia acumulada? A varios factores que se han ido acumulando. El primero y más importante es que los analistas consideran que, aunque el valor tiene recorrido, en especial por sus caídas, el precio de sus acciones ya recoge los ingresos futuros por su archifamosa vacuna Spikevax.
Pero hay más, ya que los antivirales de Pfizer y la competencia de Merck están haciendo mella en el valor, mientras la competencia sigue ganando terreno, como hemos visto, en el mercado. A cuenta sobre todo de un campo en el que suman por goleada con los antivirales de las dos farmacéuticas. Pastillas que pueden tomarse en casa frente a los inyectables conocidos hasta ahora, solo válidos para los hospitales y que se espera se impongan en el futuro cuando la pandemia se convierta en epidemia y conviva como la gripe entre nosotros.
Desde TipRanks el consenso de los analistas que siguen el valor en el mercado es de mantener en cartera sus acciones. De los 15 expertos, 6 se decantan por comprar, 6 por mantener y 6 más por vender el valor, con un precio objetivo que marca gran diferencia entre el precio más alto, 506 dólares y el más bajo, de apenas 135 dólares. El PO alcanza los 315 dólares por título con un potencial superior al 39%.
Pero sus males no acaban ahí. El castigo bursátil persiste ante la presión de los accionistas por el coste de la vacuna. Su elevado coste mientras se solicita a la compañía que amplíe la producción para los países pobres. Desde Legal & General Investment Management, la gestora de activos con sede en Londres se pide a la compañía que informe sobre cómo la financiación pública estadounidense de la vacuna, de unos 2.500 millones de dólares proporciona acceso a los productos y a la fijación de precios, mientras no transfiere su tecnología a fabricantes de países con escasos ingresos.
Y su última piedra en el camino, pasa por su vacuna antigripal, en fase 1 que, de momento, no convence a los inversores como ha destacado el analista de Morgan Stanley Matthew Harrison, que apuesta por mantener sus acciones en cartera. Pfizer ya está desarrollando la suya. Mientras, los fondos de cobertura siguen haciendo caja sobre su presencia en Moderna, por encima de las 454.000 acciones en los últimos tres meses.