Esta pasada noche, el recién nombrado primer ministro de Italia, Matteo Renzi, conseguía pasar el voto de confianza del Senado al que se sometió (por 169 votos a favor y 139 en contra) y, esperan los expertos de Barclays, parece que hoy martes conseguirá también el respaldo de la Cámara Baja. El nuevo Ejecutivo logró, tal y como habían previsto estos analistas, los mismos apoyos que el de su predecesor Letta; aunque, según La Repubblica, se ha hecho con cuatro votos menos.

“Por primera vez ante el Parlamento, Renzi esbozó un ambicioso programa de reformas que espera sacar adelante en los próximos meses, antes posiblemente de que Italia asuma la presidencia de la Unión Europea (UE) el 1 de julio. En concreto, se comprometió a implementar medidas estructurales para mejorar la competitividad y atraer la inversión extranjera (…) reiteró su firme compromiso con la puesta en marcha de la reforma laboral (marzo), a la que seguirá la de la Administración Pública (abril), la tributación (mayo) y el Poder Judicial (junio); junto a otros 'pasos' para agilizar la burocracia gubernamental”, destacan desde el bróker británico.

De forma específica, explica La Repubblica, en lo que se refiere al empleo, Renzi anunció una reducción “de doble dígito” de la fiscalidad del trabajo, un menor gasto público y la introducción de “otras” medidas fiscales. Además, señaló que su Gobierno lanzará en verano un plan de inversiones públicas valorado en unos “pocos miles de millones de euros” para renovar las escuelas públicas y hacer frente a los “atrasos” del Estado. Finalmente, hizo referencia a la implementación de medidas para mejorar el crédito a las pymes.

Así, Barclays afirma: “Estamos de acuerdo con las prioridades de reforma que ha establecido Renzi, pero preferimos esperar más detalles para expresar nuestro punto de vista, en especial, en lo que respecta a la Administración, la tributación y la Justicia (…) Dicho esto, creemos que la reforma del mercado laboral va en la dirección correcta (…) aunque consideramos que debería ser más amplia. Seguimos pensando que el cambio en la Ley Electoral es fundamental para alcanzar la estabilidad política en el medio plazo y reducir el poder de veto parcial de los pequeños partidos (…) Por esta razón, habríamos preferido que el Gobierno trazara una línea dura, pero en su lugar, aunque esta claro que llevar a cabo esta reforma es crítico para el Ejecutivo, parece que su aplicación sólo será efectiva una vez aprobadas las enmiendas constitucionales (incluída la reforma del Senado) y esto probablemente no sea antes del primer trimestre del año que viene”.

Con todo, la firma concluye: “El riesgo de potenciales elecciones anticipadas permanece bajo la actual Ley Electoral (…) y la demora en su aprobación/implementación podría ralentizar la puesta en marcha de reformas”. Sí, reconocen la agenda es ambiciosa, pero el riesgo de implementación permanece.

S.C.