El Consejo Constitucional de Francia ha aprobado el polémico impuesto del 75% a las empresas que paguen salarios superiores al millón de euros. De acuerdo con la “promesa electoral” hecha por el presidente socialista, François Hollande, se aplicará un gravamen del 50% sobre dichos grandes salarios, porcentaje al que se sumará un 25% más en concepto de cargas sociales.

La tasa recae por completo sobre las compañías, que ya han mostrado su desacuerdo, y no podrá superar en ningún caso el 5% de la facturación.

Con este impuesto el Ejecutivo galo espera recaudar 260 millones en 2014 y 160 millones en 2015.

S.C.