El IPC de China ha marcado mínimos de siete meses, lo que da margen de maniobra al banco central en términos de política monetaria, pero la continua caída en los precios a la producción (IPP), su racha bajista más larga desde los años 90, da indicios de debilidad para las manufactureras de la segunda economía más grande del mundo.

En concreto, el IPC para el mes de diciembre ha bajado a un aumento del 2,5% interanual, desde la lectura anterior del 3,0%, y se ha situado también por debajo del 2,7% que esperaba el consenso. En términos mensuales, la inflación se ha dado la vuelta al subir un 0,3%, tras el descenso previo del 0,1%. Los analistas anticipaban un crecimiento ligeramente mayor del 0,4%.

Recordamos que el objetivo de inflación del Gobierno chino es el 3,5%, lejos de los niveles actuales, por lo que no hay presión de embarcar en un endurecimiento de la política monetaria. Sin embargo, como señala Chris Weston, estratega de mercado de IG, a CNBC, “el principal problema al que se enfrentan ahora las autoridades es cómo soportar la inflación sin aumentar la oferta de crédito".

Sin embargo, a juzgar por la caída en la bolsa china, los inversores se han preocupado por las señales de debilidad en el sector manufacturero. El IPP de diciembre ha mantenido la contracción anterior del 1,4% internanual, frente a la caída del 1,3% que esperaba el mercado.

Es la vigésima segunda bajada consecutiva en esta medida del coste de bienes que salen de las fábricas, su mayor racha bajista desde los años 90. Esta deflación en los precios a la producción podría ser una señal de las dificultades a las que se enfrentan las manufactureras chinas, lo que implicaría perspectivas más débiles para la economía del gigante asiático.

Recordamos que China publicará sus datos de comercio mañana viernes.

J.M.