El pasado 18 de julio, la Comisión Central de Asuntos Económicos y Financieros de China declaró su intención de lograr la “prosperidad común” mediante un reequilibrio del crecimiento, la corrección de las desigualdades sociales y un reajuste de la regulación. Una hoja de ruta que para Pekín debe realizarse a través de un “ajuste de los ingresos excesivos”.
El propósito del Gobierno chino pasa, en gran medida, por frenar la expansión de las grandes tecnológicas del país como Alibaba, Tencent, Ant Group, JD.com o DiDi. En abril, la Administración Estatal para la Regulación del Mercado de China concluyó el pasado sábado que Alibaba ahoga la competencia en el mercado minorista online del país e "infringe los negocios de los comerciantes en las plataformas así como los derechos e intereses legítimos de los consumidores".
El 23 de julio, por su parte, las acciones de las principales empresas de educación chinas se desplomaron después de que el Ejecutivo reformase la ley para convertirlas en organizaciones sin ánimo de lucro. Las clases de refuerzo y de preparación para exámenes son negocios muy lucrativos en el país asiático por la obsesión que tienen muchas familias chinas por el éxito académico de los niños. Compañías como New Oriental o Tal Education Group se dejaron un 40% y un 50%, respectivamente.
“Los inversores escucharon alto y claro el mensaje del gigante asiático para conseguir una sociedad más igualitaria. Las compañías europeas de lujo y las de coches de gama alta se desplomaron. Y para muestra un botón: el precio de las acciones de Kweichow Moutai (licores de lujo) ha caído un -30% desde el pasado mes de mayo”, explican desde Alphavalue.
“Durante la última semana, los fabricantes europeos de automóviles han perdido 24.000 millones y las compañías europeas de lujo 50.000 millones. Si bien los fabricantes de automóviles alemanes tienen margen para adaptarse a modelos de ventas de mayor volumen, este no es el caso para las compañías de lujo y de bebidas espirituosas. Es importante recordar que parte de las ventas del lujo en China son casi libres de impuestos gracias al concepto ‘travellers exercising a right to buy tax free’. En otras palabras, este no es exactamente un mercado saludable, ya que un gobierno que no tenga miedo de colapsar industrias enteras puede cambiar las reglas del juego de la noche a la mañana”, añaden.
Cabe recordar que el sector del lujo se ha revalorizado un 40% en los últimos dos años respecto al Stoxx 600, capitaliza 630.000 millones de euros y cotiza a un ratio PER (ratio precio-beneficio) de 37 veces. Desde Alphavalue no descartan, por tanto, que haya “mucho espacio para una sacudida a la baja” en este tipo de acciones.
Estas regulaciones, que no han sentado del todo bien al mercado, se producen, además, en un momento en el que la desaceleración de China empieza preocupante. “Pekín sólo ha dado pequeños pasos para suavizar las restricciones monetarias que actualmente pesan sobre la economía. En general, cabe esperar que el mal tiempo y las restricciones sanitarias alteren las cadenas de suministro y la relevancia de los datos de la producción industrial mundial”, comentan desde Edmond de Rothschild AM.
Oportunidades en innovación y sanidad
Las últimas regulaciones acometidas por Pekín no son nuevas y pueden generar incluso oportunidades para los inversores de largo plazo, más allá del ruido.
“La intervención reguladora en China no es nueva y estas acciones no suponen una desviación significativa de su trayectoria histórica. En la última década, China ha avanzado considerablemente en la reforma de sus mercados y en su adaptación a las normas internacionales. De hecho, recientemente el Politburó ha subrayado que China sigue siendo una economía de mercado, prometiendo una comunicación más transparente y apoyar a las pymes”, comenta Catherine Yeung, directora de inversiones en renta variable de Asia-Pacífico en Fidelity.
Yeung sostiene que la reacción de los mercados este verano ha sido exagerada, el gigante asiático sigue siendo una economía pro-mercado y empresas, centrada en la innovación y el crecimiento económico para conseguir el objetivo de doblar su PIB per cápita en 2035 y sectores como la tecnología, el consumo o la sanidad siguen teniendo el mismo gran potencial a medio y largo plazo que en los últimos años.
“En China, la innovación y las mejoras en el ámbito sanitario van a disfrutar de enormes oportunidades. Por el lado de la demanda, existe un mercado interno de grandes dimensiones y con amplio margen de crecimiento; en su condición de segundo mercado mundial por tamaño, China no puede ignorarse. La estructura del mercado está pasando de los medicamentos genéricos a fármacos innovadores y de los dispositivos médicos de gama baja a dispositivos de alta gama, lo que brinda un increíble potencial comercial a productos sanitarios innovadores”, arguye.
“En cuanto a la oferta, China está dirigiéndose al mercado global en general. El país está emergiendo como un gran centro de innovación mundial. El número ingente de empresas de biotecnología de China le permitirá ascender velozmente en la cadena de suministro y acercarse con mucha rapidez a sus homólogos mundiales en términos de nueva tecnología y nuevos objetivos. Los determinantes en este caso incluyen un amplio apoyo de capital, suficiente respaldo del Gobierno, una gran reserva de talento (repatriados), ventaja en cuanto a costes y mayor productividad, etc. En nuestra opinión, estas premisas van a mantenerse. Estamos al inicio de una era dorada para aprovechar la oleada de innovación del espacio sanitario en China”, concluye.