Pensemos en un importe inicial de inversión -su capital, digamos 100.000 euros. Un año después y gracias a una cuidadosa planificación, esa cuantía se convierte en 110.000 euros, es decir, rinde un 10%. El siguiente año parte con 110.000 euros invertidos, de tal modo que, si volviera a ganar otro 10% ese año -poco realista, ya que los mercados generalmente no avanzan en línea recta-, conseguiría 121.000 euros. En lugar de los 10.000 euros del primer año, ganaría 11.000 euros, un resultado adicional de 1.000 euros por haber mantenido el rendimiento inicial: el «rendimiento del rendimiento». Este es el fundamento de la capitalización compuesta. Al año siguiente, si acumula de nuevo las ganancias anteriores, con un 10% de interés, el capital aumentaría hasta los 133.100 euros, unos 12.100 euros más de beneficio neto. Estos incrementos pueden parecer pequeños en los primeros años, si bien, a medida que pasa el tiempo, el efecto positivo de la capitalización compuesta crece en los años buenos. Se lo mostramos a continuación.

Por supuesto, los resultados positivos no están garantizados. Estos escenarios parten de la hipótesis de que la evolución de la cartera describe una línea recta, a todas luces poco realista si consideramos que la experiencia demuestra que los mercados no crecen sistemáticamente todos los años. Algunos hay caídas, en ocasiones importantes, y otros avanzan en plano, pero en otros la tendencia es a subir, incluso muy alto. Históricamente, si analizamos periodos de muchas décadas, las subidas han sido mayores a las caídas[i]. Esta constatación no limita el riesgo de que en el futuro el mercado se devalúe de forma abrupta y pertinaz. Es posible, pero, en nuestra opinión, se ha constatado que cuanto más tiempo mantenga su inversión, más probable es que obtenga rendimientos positivos -sobre todo durante los mercados alcistas-’ y mayores las opciones de que la capitalización compuesta trabaje para usted.

Con el tiempo, aunque sea a partir de cuantías modestas, la capitalización compuesta puede desencadenar un efecto de bola de nieve sistemático en el ahorro y la inversión que las transforme en algo enorme. Consideremos el siguiente ejemplo: ahorrando 4.000 euros al año a un 8% de rendimiento anual -ningún disparate en renta variable[ii]- después de 30 años conseguiría 489.383 euros -tabla 1-. No nos parece poca cosa si tenemos en cuenta los 120.000 euros aportados inicialmente. El tiempo y la capitalización compuesta realizaron la mayoría del trabajo en este supuesto hipotético. Dividiendo entre dos el rendimiento, al 4% todavía quedarían 233.313 euros al final del periodo. Por supuesto, es improbable que la realidad avance sin ningún contratiempo, pero el ejemplo demuestra el potencial del ahorro y la inversión para multiplicar el patrimonio en periodos largos gracias a la capitalización compuesta.

Supuesto hipotético del efecto de la capitalización compuesta en aportaciones anuales de 4.000 euros a diferentes tasas de rendimiento durante 30 años

 

Fuente: Fisher Investments.

La conclusión es que cuanto más dinero pueda poner a trabajar y durante más tiempo, mejor. Como se muestra en la tabla 2, retrasar el ahorro y la inversión ocho años reduce significativamente el saldo final de la cartera. Bill, nuestro supuesto inversor de la izquierda, empezó a ahorrar a los 22 años invirtiendo 4.000 euros cada ejercicio. Ted, en la columna de la derecha, esperó ocho años en seguirle los pasos. A los 62 años, los ahorros de Bill superaban a los de Ted en más de medio millón de euros, así que, si es posible, empiece a ahorrar cuanto antes y realice inversiones a menudo. Confiamos en que cuanto más tiempo actúe la capitalización compuesta, mayor la posibilidad de que alcance sus objetivos financieros.

Supuesto hipotético del coste de esperar para invertir en la jubilación

 

Fuente: Fisher Investments.

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[i] Fuente: FactSet, a 14/3/2019. Basado en la rentabilidad del índice MSCI World con dividendos netos, diciembre 1969-febrero 2019.

[ii] Ibid. Basado en el promedio de la rentabilidad anual del índice MSCI World con dividendos netos, diciembre 1969-febrero 2019.