El efecto contagio de Portugal ha confirmado que la suerte de la periferia europea permanece estrechamente vinculada no sólo a las de sus propios bancos, sino también entre sí.
¿Ya estamos de nuevo? Se pregunta Bret Jensen, estratega jefe de Simplified Asset Management, y con esta cuestión, matiza, no hablo de los dos días de descensos registrados por Wall Street, “y que se asemejan bastante a lo sucedido en marzo, pues entonces, igual que pasó el lunes y el martes, los inversores abandonaron los valores de momentum, los de pequeña capitalización y las redes sociales”. Tampoco hace referencia a la escalada de las tensiones en Oriente Medio, donde Irka, Siria y, posiblemente, Irán “parecen dirigirse a una guerra civil”.
Con este “¿allá vamos de nuevo?”, este experto llama la atención sobre “algo que está sucediendo fuera del radar de la mayoría de los inversores. La situación de fondo de Europa está empezando a desmoronarse de nuevo (…) Las turbulencias experimentadas por la renta variable del Viejo Continente se llevó por delante a Wall Street en la segunda mitad de 2010 y 2011. La región ha dejado de preocupar a los inversores desde que el Banco Central Europeo (BCE) indicó que haría “lo que fuera necesario” para mantener la estabilidad en la Zona Euro hace más de un año”. Pero su opinión es que “no está fuera de peligro”.
Considera Jensen “que hay muchas probabilidades de que la situación en Europa empeore durante el verano”, y con esta afirmación, reconoce, “estoy ignorando al consenso, en cuya opinión hay que aumentar la exposición a las bolsas del Viejo Continente. Es más, si 'apostara' en el mercado de divisas, lo haría corto en el euro frente al dólar, pues el tipo de cambio actual superior a los 1,35 dólares es un nivel que me parece insostenible, dadas las escasas perspectivas de crecimiento de la Zona Euro y el hecho de que el déficit público de Estados Unidos esté en declive”.
Su consejo es claro: “Los inversores deben vigilar estrechamente a Europa. Los problemas en el Viejo Continente ya 'volcaron' a Wall Street en 2010 y 2011. Y esta sólo es una de las miles de razones por las que mi cartera tiene más efectivo de lo habitual en el momento actual”. Movimiento que este experto lleva a cabo no sólo para protegerse, sino para aprovechar los futuros declives, y es que, considera que si en la región se produce algún tipo de evento de crédito, “las consecuencias derivadas del mismo podrían ser una gran oportunidad de compra para aumentar, en este momento sí, nuestra exposición a su renta variable”.
Para Jensen el “BCE no tendrá otra opción que implementar algún programa acomodaticio al estilo de los que ha llevado a cabo la Reserva Federal (Fed) durante los últimos cinco años para impulsar el crecimiento anémico. Las bolsas europeas y los mercados inmobiliarios de la zona deberían repuntar como resultado de ellos. Mi filosofía”, concluye, “es ser pacientes ahora y así es como estoy 'jugando' hasta que todas las cartas estén sobre la mesa”.
Sin embargo, se hace difícil “mantener el tipo”, cuando el miedo comienza a propagarse por el mercado como la pólvora. Banco Espírito Santo (BES), y sus problemas financieros, han encendido una “fuego” que se ha propagado rápidamente por el resto de la periferia europea, y que ha trascendido también al resto de índices y a Wall Street. Así, las bolsas del Viejo Continente finalizan la jornada del jueves con pérdidas del 1,30%; aunque Portugal se desploma un 4%. Mientras que el Ibex 35 se ha dejado un 1,98%, hasta los 10.533,6 puntos.
Técnicamente, destaca José María Rodríguez, analista de Bolsamanía, la clave es que tanto el índice, como Banco Santander y BBVA cierran “relativamente” lejos de mínimos. “La sobreventa diaria es muy alta, por lo tanto en el corto plazo no descartamos un rebote, pero por el momento será solo eso. De hecho, desde los máximos anuales el Ibex 35 construye máximos y mínimos crecientes, lo que quiere decir que estamos en una tendencia bajista, por el momento de corto plazo. No sabremos si será algo más... Y es que sabemos como empiezan las cosas pero no como acaban”.
Por otra parte, la tensión ha llegado, como no podría ser de otra forma, también a los mercados de deuda y primas de riesgo y rentabilidades han escalado posiciones. Un repunte que, para Capital Economics, confirma que las autoridades monetarias “han hecho poco para debilitar el círculo vicioso que une a bancos y países soberanos y destaca la fragilidad de la reciente mejora en el sentimiento del mercado”.
Opinan estos expertos que el Gobierno de Portugal podría asumir la recapitalización de BES, ahora bien, “el riesgo de contagio a otras entidades lusas es alta (…) y, aunque el sector bancario no es tan grande como otros de la Zona Euro, el Ejecutivo no puede permitirse un rescate financiero generalizado, particularmente cuando se vio 'obligada' a sacrificar el último tramo de ayudas internacionales debido a su imposibilidad para llevar a cabo los recortes presupuestarios requeridos por la 'troika' (representantes del BCE, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional)”.
Los planes para que el ESM pueda recapitalizar directamente a los bancos “aún deben ser aprobados por los Parlamentos nacionales y, suponiendo que superan este corte, los fondos disponibles se limitan a 60.000 millones para toda la Zona Euro y sólo se ofrecerán después de que los acreedores privados 'sufrán' importantes quitas y las entidades hayan recibido ayudas significativas por parte de sus gobiernos. Además, el BCE podría resistirse a aceptar la arriesgada garantía portuguesa a cambios de sus TLTROs”, explica Capital Economics.
“Con todo, las recientes noticias añaden 'peso' a nuestra opinión de que la rentabilidad de la deuda de Portugal tiene recorrido al alza y, más preocupante aún, la subida experimentada por los costes de financiación de otras economías periféricas ha confirmado que su suerte permanece estrechamente vinculada no sólo a las de sus propios bancos, sino también entre sí”, concluye la firma.
Sara Carbonell