"As I have already noted, the decline in market expectations since December for
the future path of the federal funds rate and accompanying downward pressure
on long-term interest rates have helped to offset the contractionary effects...of

less favorable financial conditions and slower foreign growth."  Yellen.

Nadie podrá negar que la Presidenta de la Fed fue clara en su última conferencia. Quizás la ambigüedad y confusión se deriva de la falta de sintonía que se detecta entre su discurso y el de otros miembros del Consejo. Pero, al final, es la propia Yellen la única que se puede dotar con el cargo  de portavoz. Y de sus palabras cabe considerar una conclusión: sólo subirán los tipos de interés en la última parte del año si la economía y los mercados lo favorecen. En caso contrario, los tipos se mantendrán. ¿Y más medidas expansivas? Sinceramente, me quedo con mantener las actuales. Ya lo son bastante para el momento actual de la economía norteamericana.

"In addition, the public's expectation that the Fed will respond to economic
disturbances in a predictable manner to reduce or offset their potential harmful
effects means that the public is apt to react less adversely to such shocks--a
response which serves to stabilize the expectations underpinning hiring and
spending decisions. ". Yellen.

Algunos entenderán todo lo anterior como una vuelta a la prioridad de la Estabilidad Financiera. ¿Lo recuerdan? Pero, durante buena parte de la Crisis este objetivo se solapaba con la revalorización de los activos financieros. Y no sólo la deuda pública y el crédito; también las bolsas, commodities en un entorno de USD más débil. Buenos momentos para los activos financieros en un entorno económico incierto pero con potencial mejora a futuro. Sí, la otra máxima era que el "futuro será mejor".

Y sin embargo, ahora ya el mantra anterior quizás tenga algo menos de sentido. De hecho, si la Presidenta de la Fed ha pasado en diciembre de defender una rápida normalización monetaria a una actitud ahora ambigua y cautelosa es precisamente porque ha comprendido que hay muchas variables que pueden obstaculizar esa mejora económica prevista. Comenzando por el más relevante: la propia madurez del ciclo expansivo en la economía norteamericana. Pero, sin olvidarse del contexto internacional que antes valoraba como un tema menor.

Sí, son los mercados. Y ahora su estabilidad requiere que se mantenga la sintonía en la política monetaria de los principales bancos centrales. Comenzando por la Fed y el ECB. El reflejo más claro es el USD, cuya evolución al alza ha pasado de ser un indicador de apetito por el riesgo a convertirse en los últimos meses en un factor de inestabilidad especialmente para los mercados emergentes. Todo apunta a que veremos un USD más débil a corto plazo, tanto frente a las monedas del G10 como a la mayoría de las emergentes.

Pero, como decía antes, el futuro económico mejor no queda garantizado por unas condiciones financieras favorables. De hecho, ya no está del todo claro cómo pueden reaccionar los mercados financieros ante los próximos datos económicos USA. Si son favorables, no está del todo claro que se reflejen en una mejora del sentimiento del mercado; si no lo son, sin duda serán las bolsas las que más lo sufran. Esto nos deja una situación de impasse a corto plazo de reducida liquidez y comportamiento lateral alcista....en el mejor de los casos. El próximo viernes con la publicación de los datos de empleo de marzo tendremos un buen test de este pronóstico.



José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España