De acuerdo con el FMI, políticas públicas que supongan un recorte del 40 % en el coste de R&D pueden traducirse en un incremento del mismo porcentaje en ambas partidas. A medio y largo plazo el impacto positivo en el PIB podría ser de hasta 5 puntos.

https://blog-imfdirect.imf.org/2016/03/31/imagine-what-fiscal-policy-could-do-for-innovation/

Pero, ¿cómo combinar este objetivo con el objetivo también a medio y largo plazo de reducir la deuda pública? Ustedes, todos, afirmaremos que la clave que los hace compatibles es precisamente el crecimiento. Pero, enfocado en el crecimiento potencial. Y este se compone de tres componentes: demografía, inversión y productividad. Las decisiones del Gobierno influyen de forma clara en estos dos últimos factores, pero también pueden afectar al primero...¿lo dudan?.



Educación, enfocada en innovación, es la materia básica de la que se alimenta la inversión y desarrollo de las empresas.
Pero, la política fiscal también puede ser importante por dos razones: al estabilizar la producción puede reducir el impacto de la iliquidez en situaciones de recesión; además, incentivar fiscalmente la inversión empresarial puede generar importantes economías de escala y al final generar un "efecto contagio" en otras empresas competidoras.
Naturalmente, reducir rigideces y favorecer desde un punto de vista administrativo la inversión es también tarea de los gobiernos. Especialmente en el caso de la inversión internacional, con importantes beneficios en términos de desarrollo tecnológico en el país.

Sobre la base de todo lo anterior, el FMI considera que la inversión empresarial debería crecer un 50 % generando un mayor crecimiento de 8 puntos a largo plazo.
Pero, dicho lo anterior, la política fiscal debe estar bien enfocada. Y adaptada al escenario, de forma que pueda generar los beneficios perseguidos.

José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España