En sólo un mes se cumplirán tres años de la muerte de Jobs, el fundador del fabricante del iPhone. Muchos usuarios, inversores y expertos siguen echando en falta al genio delgaducho que dejaba boquiabiertos a todos los que tuvieron la suerte de vivir la presentación del iPod, del iPhone o del iPad.

Artilugios que parecían sacados de una adaptación de una novela de Julio Verne y que en la actualidad son parte indispensable de la vida de muchas personas. Si no, que se lo digan a todos los que el día de su presentación llevaban más de una semana haciendo cola a las puertas del Apple Store de Nueva York para hacerse con el nuevo iPhone 6.

Steve Jobs no sólo imaginaba nuevos artilugios, sino que creó una secta, la de los fans de Apple –apenianos, podríamos decir-, que no conciben la vida sin estar rodeados de aparatos con una manzana mordida en su reverso.

Steve Jobs fundó su primera compañía en el garaje de su casa con sólo 21 años y la ayuda de su amigo Steve Wozniac. De él salió el primer Macintonsh y en él se comenzó a forjar su gran fortuna. Jobs ya era multimillonario con 26 años, cuando en el año 1982 sacó su compañía a bolsa.

Con Steve Jobs se fue la figura de un gran empresario y de un visionario que, como otros, había conseguido innovar para cambiar el mundo.

Y ese es, precisamente, el leit motiv de Elon Musk. Musk nació en Sudáfrica en 1971 y tiene ahora apenas 43 años y en este tiempo se ha convertido en una de las personas que más trabaja por mejorar el futuro de la humanidad.

Con sólo 10 años aprendió a programar por su cuenta y con 12 ya había hecho el primer negocio de su vida, al vender por unos 500 dólares un videojuego que había diseñado él mismo. Lector incansable de cómics, Musk sueña con potenciar el transporte eléctrico, con posibilitar una mejora en las energías renovables y por contribuir en la fabricación de transbordadores espaciales que consigan que la humanidad pueda viajar en el espacio si en un futuro la supervivencia de la especie está en juego. Y todo esto no sólo son sueños, son negocios son tan rentables que el sudafricano ya se ha convertido en uno de los hombres más ricos del mundo.

Elon Musk fue fundador de X.com en 1999, con apenas 28 años. En el 2002 y tras varias operaciones corporativas, se había convertido en el famoso PayPal, que eBay compró ese año por unos 1.500 millones de dólares. Elon salió de esa operación con un patrimonio de unos 150 millones de dólares.

Ese año el sudafricano ya había comenzado a investigar sobre la posibilidad de enviar un invernadero a Marte y ese fue el germen de Spacex. La empresa ya trabaja para la NASA en la construcción de transbordadores y naves espaciales que alquila a la agencia estadounidense en un contrato firmado en 2008 por un importe máximo de unos 3.000 millones de dólares. El objetivo de Elon Musk no es sólo ganar dinero, sino que es abaratar este tipo de transporte. En última instancia el fundador de la compañía cree que los viajes espaciales terminarán posibilitando la vida de los habitantes de este planeta fuera de aquí para evitar su exterminio.

Pero en estos momentos los ideales de Elon Musk se centran en un proyecto de más corto plazo, el de conseguir expandir el uso del coche eléctrico. Para ello fundó Tesla Motors, una empresa que ha conseguido que muchos usuarios deseen poseer un coche propulsado por energía eléctrica. Musk no sólo es fundador, sino que es jefe de diseño de la compañía y han conseguido poner en el mercado varios modelos el X y el S que ya se venden hasta en China. La compañía ha multiplicado por 13 veces su valor en bolsa desde finales del 2010, aunque hasta el momento todavía no gana dinero. Lo podría hacer este año, si se cumplen todas las previsiones de los expertos.

Tesla en bolsa


Ahora, además, Tesla se ha puesto manos a la obra con un nuevo proyecto, una gigafactoría de baterías de litio que abaratarán los costes de este tipo de coches. La empresa no sólo ha liberado las patentes de sus coches para otros fabricantes, sino que, además, venderá sus baterías de litio a las empresas que lo faciliten. El objetivo es que la demanda de este tipo de vehículos aumente, ya que ahora mismo en el mundo no llegan ni al 5%.

Pero, además, Musk también es consejero de SolarCity, el principal proveedor de paneles solares y otros equipamientos de este tipo de tecnología en Estados Unidos. Su perspectiva en bolsa es tan prometedora, que sube más de un 700% desde que salió a cotizar el año pasado. Quizá es eso lo que ha llevado a decir a Charles Munger, el socio de Warren Buffett en Berkshire, que Musk es un genio.

El otro día el propio Jim Cramer decía en una de sus intervenciones en la CNBC que cualquier persona querría casarse con Elon Musk. Ahora mismo está divorciado de su segunda mujer, con lo que aún hay posibilidades para las inversoras que anden por Estados Unidos. Eso sí, que tenga en cuenta que tiene cinco hijos, dos mellizos y tres trillizos.

Para los que no nos movamos por esos lares, siempre se pueden estrechar vínculos con él apostando por sus proyectos en bolsa.