“No es un crimen ser un ignorante en ciencia económica, que es, después de todo, una disciplina especializada, además considerada por la mayor parte de la gente como una ciencia lamentable. Pero sí, es totalmente irresponsable tener una opinión radical y vociferante en temas económicos mientras que se está en ese estado de ignorancia.” Murray Rothbard.

Dentro del maravilloso legado que nos deja Murray Rothbard, he querido empezar mi tribuna de opinión pensando en la enorme responsabilidad del ejecutivo español y en esta frase que resume de algún modo mi pensar.

Del mismo modo, pretendo establecer en el título una clara declaración de intenciones de lo que pienso plantear. Y pretendo plantear una idea, basada en un deseo y un deseo basado en parte en lo que debería ser una obligación, tener sentido de estado y poner freno a la caída en picado que sufre el país. ¡Sí! Pedir el rescate significará un alivio para un sistema financiero que padece un asfixiante problema de liquidez a corto plazo. Pero vayamos a desarrollar paso a paso, los diferentes puntos que nos hacen afirmar con esta rotundidad que el rescate es bueno para España y para la bolsa, que al fin y al cabo es lo que nos interesa:

Los recortes son medidas cortoplacistas que únicamente favorecen a Alemania

Es cierto que las políticas claramente intervencionistas de recortar el déficit son políticas cortoplacistas, encaminadas a evitar un incremento de la deuda, pero estas simplemente favorecen a Alemania. No pretendo juzgar las decisiones teutonas, ya que es lógico pensar que el acreedor de esta crisis quiera sacar tajada refinanciando su deuda al 0%. El enorme pánico sobre la bancarrota de Europa, ha significado una burbuja sobre el bono alemán que ha puesto los precios cotizando a un nivel ridículo. Este verano, por ejemplo, hemos visto como el bono a 2 años, tenía rentabilidades negativas. No creemos en la irresponsabilidad de los inversores institucionales, más bien entendemos como una alteración del mercado más especulativo que ha visto en la apreciación de los precios una fuente de riqueza, pero como siempre, los castillos en el aire suelen derrumbarse y al único que le interesa mantener el tipo de interés negativo es Alemania. Curioso que el estado que más se “preocupa” por la inflación mantenga su coste de financiación al 0%. Hipocresía económica, ¿tal vez?

Las medidas cortoplacistas implican más recesión

Eliminar el déficit es el gran reto del ejecutivo español. Es coherente que un agente económico endeudado no puede perder dinero. Tener dinero prestado y generar pérdidas es sinónimo a bancarrota. Pero hay muchas formas de evitar la bancarrota. Reestructurando la deuda, incrementando los ingresos y recortando los gastos que no aportan valor añadido y no minoran la productividad o vendiendo divisiones no estratégicas.

El gobierno obligado en parte por Europa, no tiene más remedio que recortar los gastos, lo que significa recortar el estado del bienestar y las ayudas a las empresas e incrementar los ingresos subiendo los impuestos. Estas medidas tienen un efecto positivo a corto plazo, reduciendo rápidamente los costes del Estado, pero a largo plazo tienen un efecto muy recesivo puesto que implican una reducción de ingresos mediante los impuestos directos (IRPF e IS). Los consumidores pagan más por los mismos servicios, por lo tanto consumen menos. Eso implica que las empresas vendan menos y en consecuencia despidan personal y produzcan e inviertan menos. Esta situación provoca menos ingresos directos para el Estado, por lo tanto el déficit vuelve a crecer lo que se convierte en un pernicioso círculo vicioso que únicamente lleva a la recesión económica.

Una buena política económica debería analizar a fondo la estructura económica del estado y llevar a cabo políticas económicas efectivas, como por ejemplo:
• Recortar costes que no aportan nada a la riqueza del Estado.
• Mantener dentro de lo posible el estado del bienestar.
• Tener una decidida convicción de fomentar la iniciativa privada.
• Reformar el mercado laboral para fomentar la contratación laboral.
• Mejorar las condiciones del mercado de crédito.

A posteriori hablaríamos de asentar un sistema educativo y sanitario de mayor calidad, pero el sistema de administraciones tiene que ser modificado necesariamente y recortar por las partes menos sensibles de la economía.

No nos engañemos, la crisis se solucionará cuando la confianza de los consumidores y de los empresarios mejore y esta mejorará con la mejora del mercado laboral, de las condiciones de financiación y las facilidades para los emprendedores. La iniciativa privada es la solución a la crisis y el crecimiento económico traerá más ingresos para el estado vía impuestos directos. Este es el verdadero reto de un país que pretende salir de una severa recesión. Para mejorar las condiciones de financiación, es necesario pedir el rescate, de ese modo poder relajar el coste de financiación para el estado y por ende, para el sector financiero que podría solucionar su asfixiante problema de liquidez a corto plazo y prestar a tipos más competitivos. Los empresarios y los consumidores lo agradecerían.

Las agencias de rating relajarían la presión sobre la deuda

Esta semana hemos visto como las agencias de rating han puesto en bandeja a España el gran honor de catalogar su deuda como bono basura. La decisión de solicitar el rescate significará mantener el investment grade. Este suceso es más importante de lo que parece. Hay muchos fondos de inversión que compran bonos del tesoro español y perder el grado de inversión implicaría una presión importante de ventas de bonos. Lo que significaría una presión añadida en el mercado, que convendría evitar actuando ya. El mercado es poco escrupuloso, no tiene sentimientos y además es muy codicioso. Por lo tanto, es mejor no tentar a la suerte y mantener el respeto que se le debe al mercado, que al fin y al cabo es el que permite al estado pagar las nóminas a fin de mes.

La relajación de la prima de riesgo implica subidas en la bolsa

Si el rescate implica mejoras en las condiciones financieras del país y mantener calladas a las agencias de rating durante un tiempo, veríamos una relajación en la prima de riesgo entre el bono alemán y el bono español, lo que significa que bajaría el coste de financiación del bono español.

Este suceso es muy importante para la bolsa. El mercado tiene unas “normas” de funcionamiento que hay que conocer. Un inversor busca rentabilidad y la rentabilidad se logra mediante el yield del bono o la rentabilidad por dividendo de las acciones. Es indudable que la renta variable española está barata. Tenemos compañías que cotizan el valor de su caja o sus recursos propios, una valoración totalmente ridícula, más propia de la gran depresión de 1929 que del actual entorno económico.

Pero a pesar de que la bolsa está barata sigue sin subir, puesto que el inversor, que es quien tiene dinero, ve absurdo pagar un dividendo inferior a un yield. Es decir, el inversor que obtiene una rentabilidad del 7% en un bono, exigirá un 9% a una acción. Esta prima de riesgo, tiene una elevada correlación y hace que a pesar de que la economía está padeciendo una enorme crisis, la relajación del coste de financiación de la deuda española, tenga una implicación muy positiva para la bolsa. La pregunta que nos hacemos es la siguiente: ¿Qué tipo de interés tiene que pagar España estando el tipo de interés oficial al 0,75%? El margen de caída para la deuda es importante, por lo tanto el potencial recorrido alcista de la bolsa es ciertamente relevante.

La subida de la bolsa, mejoraría el efecto riqueza del consumidor

El consumidor tiene un papel clave para salir de la crisis. Las economías crecen en función del equilibrio entre el ahorro y la inversión. Una economía productiva, debería de expandir su crédito en función de los depósitos y los depósitos crecerán en función de la riqueza generada. Es decir, en épocas de prosperidad económica los trabajadores y empresarios ganarán dinero y lo pondrán en los bancos para ahorrar. Este dinero servirá para expandir el crédito y la producción se adaptará a la demanda real. En épocas recesivas, los ahorradores dispondrán de sus ahorros y los bancos prestarán menos.

Las anomalías sufridas en el ciclo económico, introducidas por Adam Smith, gracias a la introducción de políticas expansivas que llevan a la sobreproducción y las burbujas especulativas, alimentadas por la facilidad crediticia han sido el detonante de la crisis y que han llevado al consumidor de un extremo al otro. Es decir, de la compra apalancada al ahorro excesivo. El efecto riqueza del consumidor podría incrementar su hábito de consumo, y ayudaría a las empresas a ganar más dinero y por lo tanto, a generar más confianza a los emprendedores, esto mejoraría el mercado laboral. Por lo tanto, la subida de las bolsas podría dar una alegría a los ahorradores que permitiría mejorar el consumo.

Los bancos son los grandes ganadores de una intervención

La intervención permitiría finiquitar el tema de la financiación y permitiría al ejecutivo centrarse en la reforma financiera. Además, la mejora en las condiciones de financiación, permitiría a los bancos tener acceso a los mercados a unas condiciones más favorables y solucionar los asfixiantes problemas de liquidez que de agudizarse, profundizaran una herida de por sí, difícil de cicatrizar.

El sistema financiero cotiza a precios de bancarrota y las decisiones de los directivos de entidades como el Banco Popular, pasan por hacer ampliaciones de capital, a precios ridículos, que no hacen más que diluir la participación de los pequeños inversores, que ven mermadas sus posibilidades de recuperar sus abultadas pérdidas.

Solucionar el problema bancario se antoja como condición sine qua non, para agilizar el mercado crediticio. Pedir el rescate, sin lugar a dudas, significaría dar un paso decisivo y determinante, serio y con sentido de estado. Probablemente antipopular, pero al fin y al cabo, ya sabemos todos que nos van a rescatar, por lo tanto, sería bueno no dejar al libre albedrío del mercado la decisión de pedir el rescate o no. Sean líderes y lideren con convicción. Pidan el rescate, háganlo ya.