Durante este fin de semana hemos conocido nuevos datos acerca de los planes de la Reserva Federal de EEUU para inyectar liquidez en su economía. Y es que tras las declaraciones de Ben Bernanke en las que consideraba que los tipos de interés actuales (que ya llevan casi dos años entre el 0%-0.25%) son “demasiado altos”, el mercado estaba preparado para un mensaje agresivo por parte del presidente de la Fed. Según apuntan algunos analistas, el programa de compra de T-bonds por parte del tesoro norteamericano podría inyectar al sistema en torno a los 150,000 millones de dólares cada mes, hecho que debilitaría aún más a la divisa de EEUU frente al resto de divisas mundiales. Dicho esto cabe señalar: ¿se quedarán las autoridades monetarias de estos países de brazos cruzados viendo cómo su moneda pierde competitividad frente al dólar? Ya les avanzo que no, pero lógicamente unas economías se verán más afectadas que otras. En el caso de los países de Latam, tengamos en cuenta que en estos momentos viven más pendientes de las inversiones de empresas europeas que de otra cosa. Europa sigue más preocupada por cuestiones políticas (como las huelgas generales, la próxima parece que será en Francia) y por la crisis de deuda (en especial, Irlanda y Grecia) que por su propia moneda. ¿Y Asia? Los países asiáticos, y China en especial, viven con gran preocupación esta nueva política monetaria de la Fed. Veamos los verdaderos motivos(*):
 
            1.- Si bien es cierto, que las exportaciones Chinas cayeron durante el año pasado un 16% (dato que resulta mucho más relevante si se compara con los años previos, y es que las exportaciones chinas crecieron desde 2006 a 2008 un 48%) no menos cierto es que la aportación neta al crecimiento del PIB es muy modesta. Gran parte de las exportaciones del país se trata de comercio de procesamiento, lo que supone el ensamblaje de componentes importados y que es trabajo intensivo. El valor añadido real que aporta a la economía del país es la posibilidad de dar trabajo a millones de trabajadores poco cualificados, de hecho, el desempleo chino se mantiene en niveles del 4%. O dicho con otras palabras, las exportaciones si bien son elevadas, generan una riqueza limitada. Un incremento de las exportaciones chinas en un marco global de alto desempleo de sus principales socios comerciales, puede llevar a mayores tensiones políticas y a reacciones proteccionistas que a China no le interesan. Por lo tanto es muy lógico pensar que en estos momentos China sea muy sensible respecto a su comercio exterior y luche de forma contundente para evitar una apreciación de su moneda que debilitaría aún más sus exportaciones, pero situemos este escenario dentro del contexto anterior.
            2.- EEUU, su principal cliente. China importa componentes para su ensamblaje final de algunas economías asiáticas como Taiwán, Corea y Japón. Y los destinos principales para la exportación de sus productos son: UE (19.7% del total), EEUU (18.4%) y Japón (8.1%). Por lo tanto, si por un lado hemos comentado que las exportaciones no son una partida fundamental de su PIB, una buena relación con su mayor cliente se antoja bastante importante.    
            3.- Excesivo ahorro: la tasa de ahorro en China se eleva al 51% de su PIB, motivada fundamentalmente por la poca confianza de la población respecto a la escasez de prestaciones sociales públicas (educación, salud y pensiones) y el difícil acceso al crédito para familias y Pymes. Una política monetaria dirigida desde EEUU (o al menos así percibida por la población) aumentaría esta desconfianza de la ciudadanía en su ejecutivo y no ayudaría a disminuir esta tasa, mas bien lo contrario. Pensemos que durante 2009 la contribución del consumo interno al PIB fue 4.6 puntos, así podemos imaginarnos las nefastas consecuencias que tendría si parte de ese consumo se destinara a incrementar el ya de por sí excesivo ahorro.
            4.- Además China ya ha mostrado signos de apertura: desde que en julio de 2005 el yuan abandonara el régimen cambiario de tipo fijo y se sometiera a un sistema de flotación con una banda diaria del 0.3%, la moneda china se ha apreciado un 21.4% frente al dólar. Incluso el FMI reconoció recientemente este progreso y destacó cómo la influencia del mercado en el tipo de cambio del yuan/dólar es cada mayor. El año pasado, sin ir más lejos, el Banco Central chino aprobó que el yuan pueda ser utilizado en las relaciones comerciales con el exterior, de hecho se estima que muy pronto el Banco de China sea el primero en ponerlo en práctica. Además durante 2009 China firmó acuerdos de libre cambio con Nueva Zelanda, Singapur y Perú. Y otros cinco acuerdos también de libre comercio están en negociación: Australia, Costa Rica, Islandia, el Consejo de Cooperación del Golfo y Noruega.
 
Esta semana conoceremos nuevos datos desde EEUU y viviremos nuevos episodios de esta excitante “guerra de divisas”.
 
(*) datos obtenidos del Informe elaborado por la Oficina Económica y Comercial de España en Pekín