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    Quiebra

    ¿Qué es la quiebra?

    La quiebra es un procedimiento judicial mediante el cual se lleva a cabo la liquidación de una empresa que se considera insolvente: es decir, cuando el empresario no es capaz de pagar las deudas que tiene contraídas. Una vez que se declara una quiebra, se ponen en marcha una serie de mecanismos cuyo objetivo es salvaguardar el patrimonio existente y concretar cuál es la deuda total que habrá que pagar con el producto de la liquidación de ese patrimonio.

    Una quiebra puede ser voluntaria, si es el propio empresario el que la pide, o necesaria, si son los acreedores los que proceden a solicitarla. Pero en ningún caso un juez puede solicitarla de oficio. Si es el empresario el que solicita la quiebra, se da por supuesto que la compañía está en una situación de insolvencia. En este caso, no es necesario que se acredite el impago a sus acreedores.

    En el segundo caso, es decir, si la quiebra se considera necesaria, el juez la declara sin oír al deudor. Pero este puede oponerse al a declaración de la quiebra en el plazo de ocho días desde que se notifica. Para ello deberá probar que se encuentra al corriente del pago de sus obligaciones. En ocasiones, el deudor intenta deshacerse, con anterioridad a la quiebra, de una parte, de sus bienes. Así trata de evitar el pago a los acreedores. Para paliar esta situación, la ley declara nulos todos los actos del deudor desde el momento en que realmente cesa el pago de sus obligaciones.

    La primera consecuencia que tiene la quiebra de una compañía es que el empresario queda inhabilitado para administrar y disponer de sus bienes. En ese momento, el juez nombra a un depositario- administrador, que es quien se hará cargo del patrimonio de la empresa. Tras este nombramiento, se convoca a todos los acreedores conocidos, los cuales nombran en una junta unos síndicos que pasarán a controlar los bienes. El código de Comercio también prevé el posible arresto del quebrado, aunque el Tribunal Constitucional sólo pide que sea domiciliario y por el tiempo estrictamente necesario.

    ¿Qué pasa si quiebra una empresa cotizada?

    Aunque no es habitual, más de una vez ha quebrado una empresa que estaba cotizando en bolsa. El caso más famoso es el de Lehman Brothers, que arrastró consigo a todo el sector financiero provocando una crisis a nivel mundial. Si esto sucede, lo primero que se da en la bolsa es la suspensión de la cotización se esa empresa de forma inmediata, y luego habría que ver si es temporal o definitiva. Si es definitiva, los inversores perderán todo el dinero de su inversión. Aunque, en el caso de estar invertido en la parte de renta fija de la empresa, puede haber casos en los que la inversión se pueda recuperar.

    En primer lugar, lo que suele ocurrir es que la CNMV dicte la suspensión de la cotización por esta posible quiebra. En ese caso, se estudia en profundidad la situación. En caso de ser temporal, la empresa volverá al mercado y los inversores podrán vender sus acciones. Si la exclusión es definitiva, se perdería todo el dinero que se haya invertido en comprar títulos de la compañía quebrada.

    Aunque, a veces el proceso temporal se dilata en el tiempo y puede llevar meses o año en caso de se entre en procesos concursales. Una vez que superen estas dificultes económicas podrían volver a cotizar en los mercados. Una opción que para los inversores puede ser más positiva que la exclusión y quiebra definitiva de la compañía. Además, aunque las acciones no coticen, los inversores deberán seguir pagando una comisión de custodia al banco.

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