La cotización del Santander, tras los fuertes descensos experimentados desde el 10 de febrero y llegar al soporte de la zona 1,80-1,78, ha iniciado un rebote. En la actualidad se encuentra inmersa en el mismo.

Desplegó una primera onda que lo llevó desde 1,78 hasta 2,60. Tras llegar a 2,60 se giró bruscamente a la baja y corrigió el 0,618 del recorrido al alza de la primera onda del rebote, y respetó el nivel 2,11.

Ese nivel es significativo porque fue tocado y respetado numerosas veces desde el 15 de junio al 1 de julio. Y sirvió de base para desplegar una nueva onda al alza que llevó la cotización del Santander hasta superar en la sesión de ayer la resistencia situada en 2,3.

Eso si, por el momento, no ha sido capaz de tapar el hueco a la baja que dejó el pasado 11 de junio.

En la sesión de hoy su cotización está retrocediendo. En el momento en que escribo este comentario se encuentra en 2,2995, levemente por debajo de la resistencia superada ayer. Un poquito más abajo en la zona comprendida entre 2,26 y 2,22 existe un soporte.

Si este soporte fuese respetado, deberíamos considerar como escenario más probable que la cotización del Santander podría desplegar una nueva onda al alza.

Es cierto que el Santander está en un rebote, pero ¿por qué no puede llegar a la zona de 3?

Tal y como he dicho anteriormente, la primera onda del rebote tuvo un recorrido en precio de 0,82. Si ahora añado 0,80 al 2,11 obtendremos 2,93.

Si nos fijamos en el gráfico diario de la cotización del Santander que recogemos a continuación, podemos observar que justo en esa zona existe un hueco a la baja que fue dejado el pasado 9 de marzo.

En conclusión, si la cotización del Santander respetase el soporte de la zona 2.22, vamos a considerar como escenario más probable un movimiento a la zona de los 3 euros.

Gráfico diario del Santander

La semana pasada, la Fed dio a conocer los resultados de su prueba de estrés anual.

Con el escenario severo que se diseñó a principios de año podemos decir que les fue bien a los bancos. Ahora bien, el problema es que ese escenario al final ha resultado ser "muy favorable" en comparación con las circunstancias reales de 2020, cuando se ha producido el peor shock económico desde el final de la segunda guerra mundial.

Por este motivo, el Fed ha pedido a los bancos que presenten nuevos planes de capitalización a finales de este año.

Los requisitos regulatorios aprobados tras la crisis financiera de 2008 establecieron niveles de capitalización más altos y gracias a ello se reforzó la capacidad de recuperación del sistema bancario. Ahora bien, a pesar de ello el FED ha exigido a las bancos que le muestren como se han visto afectados sus balances y sus cuentas de explotación tras la pandemia. Y como medida de precaución, el FED ha pedido a los bancos que suspendan los programas de recompras de acciones durante el tercer trimestre y limitar los pagos de dividendos.

Los bancos europeos  están en mejor posición que en 2008. Han reducido sus préstamos morosos, aunque la cifra sigue siendo grande, con un 3,3% del total de activos según el Banco Central Europeo.

Hasta ahora, las entidades financieras han sido prudentes y han dotado grandes provisiones para fortalecer sus balances.

Dicho lo anterior, también es preciso reconocer que las entidades financieras se enfrentarán durante los próximos dos años a un margen financiero muy débil.

Los gobiernos y los bancos centrales están presionando a los bancos europeos para que presten y de ese modo impulsen la recuperación económica. Por ese motivo, la clave estará en una buena selección de los prestatarios por parte de los bancos.

Una recuperación en W sería muy dañina para los bancos. Cuando hablamos de una recuperación en W debemos tener en cuenta que estaríamos suponiendo una segunda ola de infecciones y, por lo tanto, una segunda recesión económica.

Este escenario lo considero improbable por las razones expuestas a continuación.

Si nos fijamos en EEUU, y concretamente en los 20 mayores estados según su nivel PIB, la mayoría ha alcanzado niveles más altos de movilidad y actividad económica sin que se haya producido un significativo aumento del número de casos.

En Asia y Alemania, las pruebas y el seguimiento permiten a los responsables de la sanidad  concentrarse rápidamente en los nuevos brotes de COVID-19.

Ahora bien, además es probable que tengamos una vacuna para finales de año. En 10-2020 puede ser aprobada una vacuna para uso de emergencia por los trabajadores de la salud.Habrá vacunas disponibles para la población general para el 1T21 y la inmunidad probablemente se alcanzará para el verano de 2021. Probablemente será un solucion transitoria, pero una vez conseguida esa vacuna será más fácil conseguir otras que hagan frente a las mutaciones del virus.

Es cierto que hasta que no encuentren una vacuna no podrá haber una recuperación completa

A diferencia de épocas anteriores, todos los políticos están a favor de poner en marcha un enorme estímulo fiscal (hay un dicho entre los políticos que dice que no se puede  desaprovechar una crisis, y los políticos que ocupan ahora los gobiernos están aprovechando la presente crisis para asegurarse la compra de votos).

Por lo tanto, podemos asegurar que no habrá barreras para su puesta en marcha.  Incluso en Europa.

Y por lo que hace referencia a la segunda oleada, los sistemas de salud de todoel mundo estarán mejor preparados y los médicos sabrán más acerca de cómo tratar esta enfermedad.

Por lo tanto, en mi opinión la recuperación estaría más cerca de hacerlo en “V”, que en U. Y lógicamene descarto una recuperación en W.

Si bien los datos de empleo parecen los más retrasados en mostrar una recuperación, vamos a considerar como escenario más probable que el consumo privado no se verá lastrado por ello.

La situación económica de los hogares estadounidenses y británicos podemos decir que es mejor que en recesiones anteriores.

El tramo de trabajadores de ingresos medios y altos, que representan la mayor parte del consumo, se han visto menos afectados que los de bajos ingresos.

Ahora bien, han sido estos trabajadores de bajos ingresos los que se han visto ayudados por las subvenciones del gobierno que incluso han sido superiores a lo que venían cobrando antes de la propagación de la pandemia.

Por lo tanto, lo más probable es que el consumo privado se recupere.