Con esto en mente, creemos que hay tres tipos de errores que son fáciles de evitar por los inversores.

1- Tratar de adelantarse al mercado

Lo importante es invertir a largo plazo, sin tratar de predecir el comportamiento de los mercados. Si un inversor sale del mercado mientras este está cayendo y no vuelve a entrar exactamente en el momento adecuado, no podrá aprovechar todo el potencial de la posterior recuperación.

Veamos un ejemplo con un inversor hipotético que vendió sus posiciones durante la caída registrada por los mercados en 2008-2009 y trató posteriormente de anticipar el comportamiento del mercado estadounidense, volviendo a entrar cuando este mostró indicios de mejora. El hecho de perderse los diez mejores días del periodo de recuperación habría afectado de forma considerable a sus resultados a largo plazo. Y cuantos más días «buenos» se hubiese perdido más oportunidades habría dejado pasar.

Valor de la inversión histórica

Aquellos inversores que no desean disponer de golpe de todo su capital pueden plantearse la posibilidad de acudir a un plan de acumulación de capital en periodos de volatilidad. En los mercados bajistas, los planes de acumulación de capital permiten a los inversores comprar más títulos a un coste medio más reducido, y cuando los mercados suben estos títulos adicionales pueden incrementar el valor de la cartera.

2- Dejarse llevar por los titulares negativos

Puede parecer que nos enfrentamos a unos problemas económicos y geopolíticos sin precedentes, pero la historia de los mercados nos demuestra que siempre ha habido motivos para no invertir. A pesar de los titulares, la tendencia a largo plazo del mercado siempre ha sido alcista.

Las grandes oportunidades surgen en los peores momentos de la historia

Las grandes oportunidades suelen surgir cuando los inversores se muestran más pesimistas. Es posible que el coronavirus no se parezca a nada que hayamos vivido en el pasado, pero la incertidumbre no es algo nuevo para el mercado, que se ha mostrado firme a lo largo del tiempo.

Esto es lo que habría ocurrido (en términos en dólar y de rentabilidad total absoluta anualizada) si hubiéramos invertido 10.000 dólares en el índice S&P 500 en estas fechas históricas:

3- Prestar demasiada atención al corto plazo

La volatilidad resulta especialmente incómoda si nos fijamos en los altibajos del mercado a corto plazo. Resulta preferible ampliar el horizonte temporal para centrarse en el crecimiento a largo plazo de las inversiones y en el avance hacia la consecución de los objetivos de inversión.

Los dos gráficos inferiores representan distintas perspectivas de una misma inversión hipotética. La visión a corto plazo es la que muchos inversores aplican a sus carteras: la de perseguir rentabilidades en cortos periodos de tiempo. La visión a largo plazo marca exactamente el mismo periodo de inversión, pero muestra la variación anual en el valor invertido. Con esta perspectiva, las fluctuaciones a corto plazo del primer gráfico se han ido suavizando a lo largo del tiempo, y el panorama de crecimiento de la cartera se pone claramente de manifiesto.

Enfoque a corto plazo versus enfoque a largo plazo

Recuerde que los mercados bajistas no duran para siempre. Una perspectiva a largo plazo puede ayudar a los inversores a centrarse en los objetivos más importantes.