Explican los autores del informe que no había razones para volverse bajista. “La encuesta mensual muestra algunas heridas en el argumento alcista: los emergentes debido, sobre todo al temor a una guerra comercial, que se ha convertido en el mayor riesgo que ven los inversores”, afirman estos expertos. Por otro lado, vuelve el temor de la estanflación, ya que los gestores muestran las menores perspectivas de crecimiento desde julio de 2016 y las mayores previsiones de inflación desde junio de 2004. Por otro lado, en un entorno en el que se anticipan subidas de tipos comienza a preocupar el apalancamiento de las empresas y “el deseo de generación de cash flows de los inversores para mejorar balances está en máximos desde junio de 2010”.
En este entorno, los gestores siguen deseando renta variable en cartera y se han puesto largos en renta variable global, bancos y tecnología. Por el contrario, están más cortos en marzo en bonos y en sectores defensivos. Como reacción, el nivel de liquidez ha caído del 4,7% hasta el 4,6% del mes anterior.
Entre las respuestas que más han llamado la atención a los autores de la encuesta destacan que los inversores han puesto un porcentaje a la rentabilidad que exigirían del bono de Estados a 10 años para volver su interés hacia los bonos en lugar de la renta variable. La mayor parte de ellos creen que en 3,60% todo cambiaría.
En este entorno, la operativa que más popular entre los encuestados es la tecnología. En concreto, posiciones largas de FAANG y BAT (su contraparte china). Por otro lado, también ha sido popular ponerse cortos de dólar. Además, el número de inversores que opta por sobreponderar bancos está en máximos históricos y, por el contrario, la exposición a renta variable británica está en mínimos históricos.