
El mensaje llega en un momento delicado, marcado por la incertidumbre monetaria, el repunte de la deuda soberana y los conflictos comerciales.
Esta advertencia del organismo de control de riesgos del G20 no es una predicción aislada, sino la conclusión de un análisis profundo sobre la vulnerabilidad del sistema financiero internacional.
La carta enviada por su presidente, Andrew Bailey, a los ministros de Finanzas de las principales economías del planeta, busca llamar la atención sobre una amenaza latente: el exceso de confianza en los mercados frente a un panorama económico lleno de tensiones y desequilibrios.
Mercados en máximos con fundamentos frágiles
Según Reuters, el organismo de control de riesgos del G20 subrayó que el repunte de los mercados financieros durante los últimos meses puede estar sustentado más en el optimismo que en los datos reales de crecimiento. En la carta, fechada el 8 de octubre, Bailey advirtió que las valoraciones actuales “podrían estar en desacuerdo con las inciertas perspectivas económicas y geopolíticas”, lo que deja a los mercados vulnerables a un “ajuste desordenado”.
La advertencia coincide con el reciente desplome de Wall Street, provocado por la amenaza del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer nuevos aranceles “masivos” a China en respuesta a las restricciones de exportación de tierras raras impuestas por Pekín. Ese episodio, el mayor descenso en casi seis meses, es un recordatorio -otro más- de la volatilidad que puede desencadenar una sola decisión política en un entorno financiero sobrevalorado.
El Fondo Monetario Internacional también ha alertado recientemente sobre un fenómeno similar: la desconexión entre los activos financieros y los indicadores de productividad, inversión y empleo. Este tipo de divergencias suele preceder períodos de corrección brusca, y el organismo de control de riesgos del G20 ha querido subrayar precisamente ese peligro.
Riesgos crecientes y deuda en niveles históricos
El informe difundido por Reuters destaca otro aspecto clave: el aumento constante de la deuda pública y privada a nivel mundial. El FSB advierte que los niveles actuales, impulsados por las políticas expansivas de los últimos años, pueden generar tensiones en los mercados de bonos y complicar el margen de maniobra de los bancos centrales.
El presidente del FSB subrayó que “las vulnerabilidades del sistema financiero siguen siendo elevadas”, recordando que la deuda soberana global supera ya los 300 billones de dólares, una cifra que equivale a más de tres veces el PIB mundial. Si los tipos de interés continúan subiendo, las economías más endeudadas podrían verse en dificultades para refinanciar sus obligaciones, lo que podría desencadenar un efecto dominó similar al de la crisis de 2008.
Bailey también insistió en la necesidad de mantener la cooperación internacional, en un contexto donde cada país tiende a priorizar sus intereses nacionales. “La necesidad de estándares globales y cooperación sigue siendo muy clara”, escribió en su carta, una frase que resume la preocupación por la fragmentación política y el debilitamiento del multilateralismo económico.
Un cambio en la estrategia del FSB
El organismo de control de riesgos del G20 anunció además un cambio de enfoque en su labor. Tras años dedicados a diseñar políticas y marcos regulatorios posteriores a la crisis financiera, el FSB “pivotará” su estrategia hacia la supervisión y la implementación de las reformas ya acordadas. Bailey enfatizó que muchas de las medidas destinadas a reforzar la estabilidad financiera “no se han aplicado completamente”, lo que deja grietas en el sistema que podrían ampliarse ante un shock global.
“El éxito de estas medidas depende de su implementación oportuna y consistente en todas las jurisdicciones”, explicó Bailey. Este recordatorio se dirige especialmente a las economías emergentes, donde los avances regulatorios son más desiguales y donde la exposición a la volatilidad internacional es mayor.
Expertos consultados por Reuters apuntan a que el FSB busca evitar que la relajación regulatoria de los últimos años vuelva a generar un ciclo de especulación descontrolada. Las presiones de los mercados y la competencia por atraer capital han llevado a algunos gobiernos a suavizar requisitos financieros, lo que podría debilitar los mecanismos de contención ante una crisis.
Factores geopolíticos y vulnerabilidad del sistema
El contexto geopolítico añade un componente adicional de inestabilidad. La guerra en Ucrania, las tensiones en Oriente Medio y el endurecimiento de las políticas comerciales entre Estados Unidos y China han incrementado la incertidumbre en los flujos financieros internacionales.
Según datos del Banco de Pagos Internacionales, más del 40% de las inversiones globales en renta variable están concentradas en sectores sensibles a decisiones políticas, como la energía o la tecnología.
El organismo de control de riesgos del G20 considera que esta dependencia eleva el riesgo sistémico. Una escalada repentina en alguno de estos frentes podría generar una salida masiva de capitales y un colapso coordinado de los mercados emergentes, con consecuencias globales.

