El escándalo de lavado de dinero de 2023, conocido como el “caso Fujian”, junto con el endurecimiento de las normativas financieras y migratorias, ha provocado que cada vez más millonarios reconsideren su destino.

Un cambio de rumbo inesperado

Según datos de Henley & Partners, en 2025 la entrada neta de millonarios a Singapur se reducirá a 1.600, frente a los 3.500 del año anterior. Esta caída refleja la pérdida de confianza en un país que hasta hace poco era considerado refugio predilecto de las grandes fortunas chinas.

Ryan Lin, director de Bayfront Law en Singapur, en declaraciones a la CBS lo resumía con claridad: “Cuando se supo la noticia de Fujian, muchos de estos chinos ricos se fueron. Así que, literalmente, casi todos van a Hong Kong, Medio Oriente, Japón”. Su despacho ha registrado un 50% menos de solicitudes de instalación de family office en comparación con 2022, una cifra que ilustra la magnitud del retroceso.

Regulaciones más duras y consecuencias inesperadas

El esfuerzo de la Autoridad Monetaria de Singapur (MAS) por blindar el sistema financiero ha endurecido los procesos de apertura de cuentas, la creación de oficinas familiares y el acceso a residencias permanentes. Los bancos han aplicado controles adicionales de conocimiento del cliente (KYC), revisando expedientes ya aprobados e incluso cerrando cuentas.

Estas medidas, aunque destinadas a reforzar la reputación de Singapur, han empujado a numerosos patrimonios hacia Hong Kong, Dubái o Japón. Así, se entiende mejor por qué los millonarios chinos ya no ven a Singapur como un mercado tan atractivo para establecer sus operaciones.

El peso de las criptomonedas en la decisión

Un factor adicional ha sido el impacto de la regulación sobre activos digitales. En 2025, Singapur exigió licencias estrictas a las plataformas que ofrezcan criptomonedas o monedas estables incluso a clientes fuera de la ciudad-estado. El requisito de capital mínimo de 250.000 dólares de Singapur y las estrictas reglas de cumplimiento han frenado de golpe el entusiasmo de quienes hicieron fortuna en este sector.

Para este año, aquellos que están en el espacio criptográfico en particular, todos se han ido debido a esta legislación”, señaló Lin.

La competencia de otros centros financieros

El endurecimiento normativo ha coincidido con una ofensiva de ciudades rivales para atraer a las grandes fortunas. Hong Kong, por ejemplo, reactivó en 2024 su Plan de Entrada de Inversión de Capital, reduciendo los requisitos de tiempo y activos para calificar. Dubái, por su parte, ofrece procesos mucho más rápidos para aprobaciones de residencia y licencias.

Carman Chan, fundadora de Click Ventures, apunta que las oficinas familiares con presencia en Singapur están reubicándose: “Si no tienen suficientes lugareños, eso también es un cuello de botella porque no se puede simplemente llevar a la gente de fuera y reubicarla en Singapur”. Estos obstáculos, unidos a un mercado laboral ajustado, hacen que la comparación con otras plazas resulte desfavorable.

Un mercado que pierde atractivo

Lo que en un principio parecía un ajuste temporal se ha consolidado como una tendencia sostenida. El aumento del escrutinio regulatorio, el endurecimiento de los regímenes de cumplimiento y los cambios sociales pueden contribuir a su deseo de una mayor privacidad y flexibilidad en otros lugares.

La transformación actual no significa el fin de Singapur como centro financiero, pero sí una redefinición de su rol en la región. La ciudad-estado mantiene ventajas en infraestructura, seguridad jurídica y conectividad, aunque el magnetismo que ejercía sobre los patrimonios chinos parece estar debilitándose.