Las principales compañías que cubren los analistas de Fidelity casi coinciden en lo mismo. 2018 será un buen año para sus negocios y, es más, la confianza que muestran en este buen desempeño no deja de aumentar en los últimos tres ejercicios. Domingo Barroso, director de ventas de la gestora para España y Portugal afirma que “los directivos nos están diciendo que están optimistas y que los fundamentales de las empresas están alineados con sus previsiones”.

Confianza

Se trata de una encuesta que merece la pena tener en cuenta ya que recoge las opiniones de sus casi 200 analistas de inversiones a partir de las aproximadamente 16.000 reuniones que celebran cada año con directivos de compañías. Lo que han constatado estos expertos es que el nivel de confianza está en máximo de cinco años.

Las zonas más optimistas son Japón, así como Estados Unidos y China. “Parece que las políticas de Trump van a ser moderadamente positivas para las compañía y que alargarán el ciclo”, señala Barroso. De hecho, esta encuesta muestra que una de sus políticas, la repatriación de dividendos en filiales del exterior va a impactar mucho en los propios accionistas de las empresas estadounidenes ya que la mitad piensan usar parte de esos ingresos para recomprar títulos.

 

Repatriación

Este alto nivel de confianza se afianza, explican estos analistas, en la buena evolución de la economía y eso que la mitad de los directivos señalan que estamos en una fase madura del ciclo de crecimiento. Una de las industrias que aún no se sitúa en una fase tardía es la energía. “Por eso es uno de los sectores que más nos gustan”, explica el directivo de Fidelity en España.  

Los autores del informe señalan que “a pesar del repunte de la volatilidad en los mercados, en general la encuesta no revela apenas motivos para esperar el fin inminente de estas condiciones casi perfectas y ciertamente no emite ninguna señal de alarma”.  En este sentido, Domingo Barroso comenta que “entendemos que las compañías pueden dar una sensación de excesiva complacencia en algunos sectores y en algunas regiones. Algo de complacencia puede haber”.

La encuesta muestra que los directivos ven algunas amenazas a este escenario, aunque no muestran una excesiva preocupación. “La inflación no es un gran motivo de preocupación. Aunque nuestros analistas refieren incrementos moderados de los costes de producción y los salarios junto a un leve aumento del poder de fijación de precios entre sus empresas, están seguros de que la inflación de los precios de producción se mantendrá en niveles similares o inferiores a la de los precios al consumo”,  señalan en Fidelity.

Es más, advierten que “sin embargo, es recomendable actuar con precaución ya que una inflación excesiva de los costes, los salarios o los precios de la producción, junto con un aumento de los costes de financiación, desembocarían en unas condiciones monetarias más restrictivas, lo que contendría el crecimiento de la demanda real y obligaría a las empresas a recortar sus planes de inversión y gasto”.   

Por el momento este año los directivos de todos los sectores muestran su intención de aumentar el capex, sobre todo en tecnología. Barroso afirma que donde más se da este interés en aumentar la inversión es en industrias ligadas al ciclo, como la energía. Asegura que los directivos consideran que el precio del petróleo se puede mantener en torno a los 60-70 dólares y que a este nivel se justifica este aumento de la inversión.

Tampoco les preocupa en exceso el aumento de los tipos. En Fidelity apuntan que “la mitad de los analistas señala que sus empresas están en las últimas fases del ciclo, en las que el apalancamiento generalmente comienza a subir a medida que las empresas van cayendo en el exceso de confianza”. “De hecho, el volumen total de deuda en el mundo (sumando la deuda privada y la pública) se ha disparado hasta niveles récord muy superiores a los que había antes de la crisis, lo que deja a todas las grandes economías más vulnerables que nunca ante una subida de los tipos de interés”, alertan estos expertos.

Con todo, los directivos no prevén un aumento en la tasa de impagos, sino todo lo contrario, una mejora en la salud de los balances en todos los sectores. “Una consecuencia del uso cauteloso del capital a pesar de los años de crecimiento económico”, afirma Marty Dropkin, director de análisis del área de Renta Fija de Fidelity International.