Y la respuesta parece que es afirmativa sabiendo que una bajada de tipos de interés llevará consigo una reducción en las yields y, por tanto, ahora estaríamos comprando letras a tipos de interés más atractivos que los que haya una vez Lagarde empiece a reducir las tasas.
Pero ¿cuándo llegará ese primer paso a reducir los tipos? Estamos viendo signos de que la inflación está más cerca del 2%, que es el objetivo del banco central. La reunión de abril fue la primera vez que el BCE habló de la posibilidad de bajar tipos de interés en reuniones futuras aunque, al igual que posteriormente hizo Lagarde, condicionado a los datos que se vayan conociendo. Todo ello apunta “a que, si la inflación “ayuda”, el BCE llevará a cabo su primera bajada de tipos en la reunión de junio de su Consejo de Gobierno”, dicen los expertos de Link Securities que aseguran que es probable que muchos inversores se quedaran algo decepcionados por la afirmación de Lagarde de que el Consejo no se va a comprometer con una senda de bajadas de tipos prestablecida, lo que puede suponer que, tras la de junio no siga otra reducción de tipo oficiales en julio, que es lo que el mercado venía descontando, y que, por ello, sean menos de cuatro o cinco, que es lo que esperan muchos inversores, el total de bajadas de tipos oficiales en 2024.
Carlos Arenas, analista de fondos de inversión en Estrategias de inversión reconoce que “cuando la rentabilidad de las letras aumenta, su precio disminuye y los tenedores de los bonos pierden una rentabilidad importante pero para los nuevos inversores la rentabilidad es muy atractiva. Goldman Sachs prevé una rotación de renta variable a renta fija de los fondos de pensiones norteamericanos de 325.000 millones de dólares, que es 3.5% de todo lo que gestionan estos fondos. Es un momento muy atractivo y el retraso en la expectativa de bajadas de tipos ha sido clave para el aumento de las TIR”.
Pero no sólo de letras tiene que estar hecha la cartera. Marco Giordano, Director de inversiones de Wellington reconoce que “en los dos últimos años hemos sido testigos de importantes flujos hacia efectivo y productos similares, y aunque obtener una buena rentabilidad en un entorno incierto parece atractivo, el coste de oportunidad de no invertir este efectivo en renta fija es cada vez mayor. Los rendimientos de los bonos de alta calidad suponen un flujo de rentas similar al del efectivo, al tiempo que ofrecen protección frente a las caídas, en caso de que los bancos centrales lleven a cabo recortes de tipos este año. Para los inversores preocupados por cuándo pasar del efectivo a la renta fija, históricamente ha valido la pena adelantarse a la última subida, en lugar de retrasarse”.
En este sentido, las estrategias de renta fija core, y en particular de crédito, resultan cada vez más atractivas. “La renta fija de alta calidad es atractiva tanto desde el punto de vista de las rentas como de la protección del capital, ya que ofrece una combinación de carry y un importante repunte en un entorno de menor riesgo. Las rentas que ofrecen estas estrategias no sólo son atractivas en sí mismas, sino que también proporcionan amortiguadores adicionales frente a la volatilidad de los tipos”, dice Giordano.
Por su parte, reconoce Arenas, “este año tiene pinta de ser bueno para la renta fija. El último trimestre de 2023 vimos rentabilidades del 8% y en este comienzo de año, con el retraso en las expectativas de bajadas de tipos, hemos visto caídas del 5% en activos de renta fija de largo plazo. Los fondos que son más flexibles no han tenido caídas tan abruptas pero estamos viendo niveles de TIR interesantes para nuevos inversores en niveles que no veíamos desde octubre de 2023 y en 2007”.