La radiografía de la firma de servicios profesionales recuerda que el repunte del indicador ROI en la industria farmacéutica de 2021 es el de mayor intensidad desde 2014 y que el dato, al inicio de la pasada década, en el ejercicio 2010, registró un modesto aumento, del 2.7%. También deja constancia de que el Covid-19 ha delimitado una línea de plata para los sectores farmacéutico y biotecnológico. Una frontera que está dejando atrás el largo decenio de caídas en productividad tecnológica, la vinculada a los avances en I+D+i. Hasta el punto de que la venta por activo alcanzó la cifra récord de 521 millones de dólares, un 23% más que los 422 millones registrados en 2020. Con lo que suman ya casi siete los años de ciclo alcista en términos interanuales en el conjunto del negocio farmacéutico y biomédico internacional. Desde la primavera de 2016.

En todo este panorama han jugado un papel determinante las terapias contra el Covid-19, que les ha reportado notables ganancias. Entre otras razones, además de la muy elevada capacidad de efectividad de las vacunas, porque los estudios determinantes, los de la fase 3, han sido 3,7 veces más rápidos que cualquier otro tipo de antídotos en este estadio crucial para comercializar tratamientos médico-sanitarios. En definitiva, enfatizan los expertos de Deloitte, las compañías del sector han abordado con éxito este reto con una etapa de más que notable colaboración en el tráfico de datos compartidos para combatir la pandemia y en la puesta en liza de programas científicos de digitalización vanguardista, dominados tanto por el Big Data como por la IA. Sin descuidar, en absoluto, ni el diseño de protocolos simplificados de actuación, que han generado celeridad a las investigaciones y los procesos productivos, ni la confección de nuevas estrategias innovadoras en el futuro.   

“Todo el mundo, retrospectivamente, asume que la industria ha confiado en el peso de la I+D+i para afrontar la epidemia del Covid-19, pero no todos saben que la mayor parte de la inversión en innovación que han propiciado los tratamientos contra el coronavirus procedieron de planes presupuestarios de 2018 y 2019”, asegura Jeff Elton, CEO de ConcertAI. “Aunque, eso sí, desde la irrupción de la epidemia como fenómeno contagioso global, la cantidad de datos que se han utilizado de forma compartida y accesible se ha incrementado substancialmente”. Característica que ha contribuido a encontrar la solución científica, a acelerar las autorizaciones y a que incluso los menores hayan podido recibir dosis de inmunización. Hasta el punto de haber marcado una etapa “sorprendente y asombrosa” de investigación contrarreloj, explica Elton en el estudio de Deloitte.

Las inversiones tecnológicas de las compañías biofarmacéuticas en 2021, según revela la firma SVB, que ayuda a pymes a dar el salto tecnológico desde su sede, en Silicon Valley, rebasaron la cota de los 36.300 millones de dólares el pasado ejercicio. Año de récord. En 2019, por ejemplo, el sector, en términos globales, sólo fue capaz de atraer 15.900 millones del capital riesgo (VC) para desarrollar planes de alta tecnología. Ya en 2020, elevaron su factura innovadora a 25.600 millones. Pero este boom innovador en la industria pharma deja una incógnita, que se encargan de plantear en el servicio de estudios de Deloitte: “entrará el sector en una nueva fase en 2022 o, por el contrario, continuará con la apuesta en I+D+i”, se preguntan.

Desde otra consultora, StartUs Insights, se inclinan por despejar la ecuación hacia la prosperidad tecnológica. Esencialmente, porque “ha sido testigo directo de un rampante desembolso en sus proyectos de innovación”, lo que ha instaurado entre sus firmas una clara convicción de que los “cambios rápidos” en el desarrollo de nuevas y múltiples tecnologías, serán esenciales para que se perpetúen sus negocios. Y muy en especial en el terreno de la IA y del Big Data. Pero también en el de la Industria 4.0, el blockchain y las innovaciones manufactureras. El incremento de los flujos de capital, la incorporación a sus filas de startups tecnológicas o el registro de patentes y la adecuación de sus firmas a modificaciones regulatorias serán aspectos determinantes, avanza su equipo de investigación.

En su análisis de situación, StartUs Insights pasa revista a 1.745 startups y scaleups de todo el mundo y sus investigadores convienen en señalar que las decisiones estratégicas de inversiones en I+D+i podrían configurarse en torno a un mapa en el que predominan las partidas destinadas a IA, seguidas de las de Big Data & Analytics, sistemas de producción flexibles, instrumentos de medicina de precisión y manufacturas de innovación. Después de los cuales aparecen un bloque de otros cinco componentes tecnológicos: blockchain, realidad extensiva, estadística mundial en tiempo real, herramientas terapéuticas digitales e investigación de tratamientos curativos     

En materia de IA, describen una intensa aparición y desarrollo de firmas en el sector que están potenciando la automatización y optimización de los procesos manufactureros, así como otras que utilizan esta disciplina digital para lanzar estrategias de diseño de marketing y ecosistemas telemáticos de venta efectivas. La AI simplifica la identificación de criterios y de pacientes. Como la startup británica Pangaea Data, que aplica algoritmos para supervisar y gestionar expedientes clínicos o acceso a conocimientos científicos en distintas áreas biomédicas. O InVivo, canadiense que usa su know-how a través de distintas Machine Learning (ML) para optimizar bases de datos en los distintos procesos farmacológicos.

El Big Data y el Analytics Economics es otra área crucial para el avance predictivo, de diagnosis y prescriptivo de las compañías pharma y biomédicas. El tiempo real es determinante para que el profesional médico controle la evolución clínica de cada paciente. La startup belga Pryml, con sus aplicaciones de alta confidencialidad, sus versiones encriptadas de tránsito de información y sus modelos predictivos de recomendaciones farmacológicas es una de las que destaca en este apartado. Al igual que la israelí Pomicell, dedicada al desarrollo del I+D de instrumental de datos con sus servicios de software clínico.

La precisión dinámica es la base de la Flexible Production, clave para mejorar la productividad y en la que los biorreactores se han convertido en las estrellas de este segmento que aporta a las firmas, además, una reducción palpable de gastos. La escocesa Cellexus o la belga Secoya son dos de las más demandadas. Mientras que en Precisión Médica -la parte del negocio que surge de la idea de tratar a cada paciente de un modo único e individual- y que aporta tanto análisis y avances ómicos -genéticos y moleculares- como métodos de sofisticación industrial y modelos de exposición clínica, sobresalen la gala ExactCure, en el terreno informático y la suiza Tepthera en el del tratamiento médico, en este caso, sobre el cáncer. Y en innovación manufacturera, las novedades se enfocan a las impresoras 3D, capaces ya de generar microfluidos y prototipos de medicina regenerativa; con la británica FabRx y la estadounidense Frontier Bio como dos de las startups abanderadas

De igual manera, la tecnología blockchain ofrece al sector un significativo paso hacia adelante en el terreno de la producción y distribución de productos farmacológicos con sellos de garantía cibernética en sus transacciones por sus ecosistemas de negocio. La alemana PharmaTrace pone en el mercado contratos inteligentes a través de una red que provee controles de alta precisión y medidas de seguridad de elevada resistencia por las que fluye la información compartida. O la británica Veratrak, que dispone de estos servicios mineros para restablecer cadenas de valor o para solventar posibles anomalías de suministro.

Son sólo varios botones de muestra en las distintas órbitas operativas donde la tecnología va a proporcionar pasaportes de resiliencia futura a las firmas biomédicas y farmacéuticas. En una etapa de cambios, reinvención y reconversión de sus negocios, alertan Shubham Singhal y Ari Libarikian, responsables en McKinsey en el sector médico-sanitario y de pharma. “En la era post-Covid será obligatorio entre los ejecutivos de las compañías un profundo replanteamiento de la estrategia corporativa si quieren seguir siendo esenciales y aportar valor a sus accionistas” en, al menos, seis aspectos clave: calidad, confortabilidad, accesibilidad, experiencia y calidad. Dada la combinación del rápido desarrollo tecnológico y los avances de la ciencia médica, la demanda del mercado, las políticas oficiales, las presiones financieras y la evolución de los modelos de los negocios pharma -en cuidados y tratamientos intergeneracionales, fragmentación de servicios y productos, integración de perfiles de pacientes, consolidación de procesos de entrega online o atención máxima a los avances sanitarios, entre otros- el futuro “ya ha llegado”, explican. Los directivos deberán “acelerar la toma de decisiones” y lanzar “en los próximos meses, todas sus capacidades y prioridades de negocio”.  

Entre otras, aconsejan seis retoques corporativos. En primer lugar, “esponsorizar o catalogar sus socios de Venture Capital (VC) y localizar las áreas de negocios que deberán recibir los flujos de inversiones”, tecnológicas y de buen gobierno y gestión. En segundo, determinar los focos que servirán para la generación de valor, con la calidad por bandera y los datos, el talento, la marca y la distribución como canales ineludibles. A continuación, instalar una cultura de prueba y de aprendizaje de habilidades, una tarea de marcado acento ejecutivo. En cuarto término, avanzar hacia una “arquitectura abierta” de capacidades, asunto que toca el apalancamiento financiero, los socios de referencia, los ecosistemas de negocios, políticas de adquisiciones o en medidas dirigidas a potencias el valor de los activos. También aconsejan en McKinsey un estilo organizativo que delimite el núcleo del negocio de las nuevas divisiones, con distintas escalas de retribuciones y una correlación de experiencia y talento. Y, finalmente, establecer mecanismos de gestión dinámicas y transversales con objeto de lograr retornos financieros y de beneficios lo más rápidos posibles.