También espera que los parlamentos de la zona euro, que habían amenazado con bloquear un nuevo rescate, especialmente Finlandia, estén ahora de acuerdo.


"Hay una grave pérdida de soberanía de Grecia, pero era inevitable dado el deterioro de la confianza, y hay que ver si el pueblo griego lo admite", dice. "El gobierno griego ya había perdido su mayoría antes de que Tsipras llegara a Bruselas, y los partidos amigos del euro respaldarán a Tsipras. Pero esto plantea
el riesgo de unas nuevas elecciones en Grecia."

"Grecia va a obtener un crédito puente hasta la fecha de amortización con el BCE el 20 de julio, y si todo va bien, se establecerá algún tipo de financiación a corto plazo. Grecia necesitaba mostrar su buena voluntad, y ahora tendrá que negociar con el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad), que puede llevar meses.”

Afirma que no espera ningún problema con el MEDE, que está controlado políticamente por los estados miembros de la zona euro. "El MEDE puede aprobar el paquete con una mayoría del 85%, con un único voto en contra de Finlandia, que sería irrelevante, y no creo que Finlandia quiera aislarse del resto de miembros de todos modos."

Cornelissen explica que la opinión pública griega fue clave para que el gobierno aceptara un acuerdo, incluyendo la exclusión del FMI de la negociación. La última crisis fue provocada cuando Grecia incumplió un pago de 1,5 mil millones de euros con el FMI el pasado 30 de junio. "El gobierno Tsipras básicamente capituló porque el 85% de la población griega quiere permanecer en el euro", dice. "Los griegos querían mantener el FMI a un lado, ya que no es bien visto en Grecia, pero se podría argumentar que se benefician de que siga participando porque el FMI piensa en clave económica, no política. Es como un amigo, pero la opinion pública griega lo ve de forma diferente, y por ello Tsipras lo quería al margen.