En concreto, los grupos con mayor influencia positiva en la tasa interanual de inflación fueron el de ‘vivienda’ y el de ‘alimentos y bebidas no alcohólicas’. En el caso del primero, aumentó su variación casi dos puntos, hasta el 24,8%, a causa de que los precios de la electricidad subieron este mes más que en agosto de 2021. Cabe destacar, aunque en sentido contrario, la bajada de los combustibles líquidos, mayor que la del año anterior.
Mientras, los alimentos registraron en agosto una subida interanual del 13,8%, tasa tres décimas superior a la de julio y la más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994. Destaca, especialmente, el encarecimiento de la carne, el pan y los cereales y la leche, el queso y los huevos. Destacan en este comportamiento los incrementos de los precios de la leche, quesos y huevos, mayores este mes que en 2021, la carne, frente a la estabilidad del año anterior, y el pan y cereales, con un aumento superior al de agosto del año pasado.
Si se analizan las rúbricas publicadas hoy por el INE, la leche ha registrado el mayor incremento anual, nada menos que un 25,6%, mientras que los aceites y grasas se encarecieron un 24%. También con una subida superior al 20% se sitúan los precios de los huevos, con un 22,4%.
Por el otro lado, la moderación del IPC interanual hasta el 10,5% se debió, principalmente, a la bajada de los precios de los carburantes. De hecho, el grupo de transporte moderó más de 4,5 puntos su tasa interanual, hasta el 11,5%, debido al abaratamiento de las gasolinas y lubricantes.
La inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) aumentó en agosto tres décimas, hasta el 6,4%, su valor más alto desde enero de 1993. De este modo, la subyacente se sitúa más de 4 puntos por debajo de la tasa del IPC general.
En términos mensuales (agosto sobre julio), el IPC registró un repunte de tres décimas (dos por encima de lo esperado), frente al retroceso de tres décimas experimentado en julio y el avance del 0,5% de un año antes.